La tierra que en tiempos fue sinónimo de riqueza, ahora se ha devaluado hasta el extremo de que muchas fincas permanecen yermas, llenas de maleza y lo único que prende en ellas es el fuego. La Consellería de Medio Rural intenta devolver algunas de estas parcelas a su viejo esplendor y ha iniciado proyectos en siete zonas de Galicia para cultivar casi 2.600 hectáreas. Prevé desde plantaciones de pimiento, olivos, pastos hasta la producción de castañas.

Unas 114.000 hectáreas de tierras en la comunidad gallega están abandonadas y se calcula que unas 46.000 son de alto valor agrario. Su abandono tiene consecuencias. Sin este activo económico el rural se apaga, los jóvenes emigran a las ciudades y los pueblos van quedando vacíos. Pero también tiene un coste medioambiental: las fincas baldías acaban siendo pasto de las llamas. Desde hace años la lucha contra el abandono del rural está en la agenda política, pero de momento solo se han dado pequeños pasos.

La creación del Banco de Terras fue, en su momento, ambiciosa, pero solo está arrendada una de cada diez parcelas que los propietarios pusieron a disposición de la Xunta.

De forma adicional la Consellería de Medio Rural trata de movilizar tierras abandonadas en distintos puntos de Galicia mediando entre los dueños de las parcelas y empresas o particulares dispuestos a sacarles rendimiento. Está actuando en cinco zonas, en las que ha identificado que existe un potencial agrario y ganadero, y hay otras dos áreas en fase inicial.

El proyecto más grande es el que está realizando en los concellos de Cualedro y Oímbra, en Ourense. Su intención es explotar 2.500 hectáreas correspondientes a varias zonas de reestructuración parcelaria. Se identificaron un total de 3.600 fincas y se analizó su vocación agraria. Medio Rural impulsará en estas tierras la plantación de cereal ecológico y pastos. Pero también introducirá olivos y girasoles para la producción de aceite. Según explican desde la consellería, ya hay "algunas empresas interesadas".

En Arnoia, también en la provincia de Ourense, Medio Rural ha localizado 105 parcelas de pequeña dimensión pertenecientes a 75 propietarios que tienen un elevado potencial para el cultivo de pimientos.

En una primera fase se identificaron los predios que podían estar abandonados y se localizaron 1,63 hectáreas, repartidas en esas 105 parcelas, en la zona de Quinteiros, Paixón y Pomar. En una segunda etapa, Medio Rural mediará para realizar arrendamientos pactados entre los propietarios de los terrenos y los productores interesados en el cultivo a gran escala de esta hortaliza, que además es indicación geográfica protegida. En junio se iniciarán las labores de desbroce de estos terrenos y se instalarán regadíos.

En O Courel (Lugo) la apuesta de Medio Rural es la producción de castañas. Para ello han elegido dos zonas, una en Moreda y otra en Folgoso, que juntas suman unas 62 hectáreas. El proceso, sin embargo, es complicado. Primero identificaron los castaños -para ello se ayudaron de drones- y analizaron sus características, si hay que podarlos o si precisaban tratamientos fitosanitarios. Después se pusieron en contacto con los propietarios para su cesión. El objetivo es constituir asociaciones de productores para explotar estos sotos.

Otras 135 parcelas de 21 hectáreas de superficie, situadas en el municipio lucense de Sober, están siendo movilizadas para dedicarlas al cultivo de forrajes y tierras de labor.

En Ancares (Lugo) se intentan recuperar tierras de montaña para la producción de carne en extensivo mediante la creación de pastos.

Y también en la provincia de Lugo están en fase de estudio otros proyectos para rescatar del abandono fincas en Quiroga y dedicarlas a la producción de olivos y Vilalba (para cultivo de cereal).