El monte gallego se fragmenta entre 672.000 dueños que poseen de media unas tres fincas de solo media hectárea cada una. Es el reflejo de un minifundismo que resta rentabilidad al bosque de la comunidad y deriva en el abandono. La solución pasa por...

Siga leyendo la noticia en Orbyt, o suscríbase a La Opinión de A Coruña y tenga acceso completo a todas nuestras noticias sin límites.