El 85% de los 928 militantes de En Marea que participaron en la consulta sobre el futuro de Paula Quinteiro, diputada de Podemos adscrita a la corriente Anticapitalista, votó a favor de su dimisión por haber usado su condición de parlamentaria en un "asunto personal", al identificarse como tal en un altercado con la Policía de Santiago el pasado mes de marzo. Con una participación del 40% del censo del partido instrumental, la consulta no solo no ha cerrado el enfrentamiento interno, sino que lo aviva ya que las partes enfrentadas mantienen su pulso. La dirección de En Marea reclama a Quinteiro que asuma la exigencia de 790 inscritos, pero la diputada se niega alegando que se trató de un "procedimiento viciado" y asumiendo como aval la abstención del 60% de los 2.380 militantes de la formación. "Fue un fracaso" de la dirección, espetó Quinteiro tras el resultado.

Las cifras de participación y apoyo a la petición de dimisión eran las incógnitas del referéndum interno, pues se daba por descontado el aval a la renuncia, después de que la coordinadora amenazase con dimitir si su postura era deslegitimada por las bases y de que los afines a Quinteiro comandasen un movimiento para pedir que no se participase.

La participación subió respecto a la última consulta de la formación, que versó sobre el apoyo a la moción de censura impulsada por Podemos en el Congreso. Entonces votaron 763 personas, 165 menos que esta semana, pero contrasta con las 10.100 que lo hicieron en las primarias de 2016 para elegir candidatos a los comicios, si bien entonces se permitió votar a las bases de Podemos, partido que no participa en En Marea como organización.

El desencadenante de esta consulta interna se produjo el 18 de marzo, cuando la Policía Local de Santiago recibe una llamada vecinal alertando de que alguien está rompiendo retrovisores de un coche y señalan como posible sospechoso a un joven con gorro verde. Los agentes localizan a un chico que se ajusta a las características en el centro de la ciudad y discuten con él al tratar de identificarlo. En el forcejeo, aparece una de sus acompañantes, que se identifica como diputada con su acreditación. Es Paula Quinteiro. Esta, según el atestado policial, acusa a los agentes de "interferir en su labor parlamentaria". Los agentes sostienen que ella dificultó su trabajo y que al pedirle que se identificase presentó su credencial parlamentaria.

Tras conocerse ese hecho, la dirección de En Marea, con Luís Villares a la cabeza, le pidió su renuncia y, ante la negativa, convocó una consulta. Fue el inicio de la guerra soterrada por el control del partido entre el sector oficialista, que copa la coordinadora, y los críticos, como la dirección de Anova o Marea Atlántica.

De los 928 inscritos que votaron el martes y el miércoles, 790 respondieron afirmativamente a la pregunta "¿Consideras que Paula Quinteiro debería dimitir de su cargo como diputada del Parlamento gallego por el uso de su acta de diputada para un asunto particular?".

La viceportavoz de En Marea Ana Seijas consideró ayer "cerrado" el caso y pidió a su compañera reflexionar. "Las bases piden su dimisión, ese es el resultado de esta consulta, el mensaje es claro", expuso acompañada de la otra viceportavoz, Victoria Esteban. La primera descartó abrir un proceso revocatorio como pide Quinteiro, que supondría convocar un plenario y que depende de la exigencia de un porcentaje de las bases.

Apenas tres horas después, Quinteiro compareció ante los medios para ratificar su negativa a acatar el resultado de la consulta. "Por responsabilidad política voy a continuar. No es un tema personal. Si yo dimitiese, sentaría un precedente muy malo porque el PP podría inventar una mentira y repetirla mil veces", alegó, culpando a los populares de imputarle la rotura de retrovisores, como hizo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando no existe denuncia alguna contra ella.

Además, negó que busque aferrarse al cargo para mantener beneficios económicos, pues como enfermera "eventual pero continuada del Sergas", añadió, cobraba más dinero antes de acceder al Parlamento. Aseguró ser la "diputada que menos cobra" por ajustarse a las donaciones que exigen En Marea y Podemos, en que también milita.

Cada bando interpretó los resultados según sus propios intereses, evidenciando que, lejos de solucionarse, el conflicto sigue vivo y amenaza con distorsionar el trabajo político de una fuerza que con 14 escaños -los mismos que el PSdeG, pero con más votos- lidera la oposición parlamentaria.

Quinteiro y la plataforma Coidando a unidade, que pidió no participar en la consulta y recabó 800 firmas -sin necesidad de que fuesen militantes ni con filtros para confirmar su autenticidad- de apoyo, alegaron la abstención como un "respaldo unánime".