Productores, comerciantes y almacenistas de los 33 concellos declarados en cuarentena por la plaga de la polilla guatemalteca -15 en la provincia de A Coruña y 18 en la de Lugo- están obligados a deshacerse de la patata, ya sea la almacenada de cosechas anteriores como la comprada para siembra de este año y, en consecuencia, tienen prohibido plantar al menos hasta el próximo año.

La ampliación del plazo dependerá de la evolución de la plaga: si se erradica se levantará el veto y si no se logra contener se evaluarán nuevas medidas de vigilancia y restricción. Quienes se nieguen a seguir el plan de control del Ministerio de Agricultura y de la Consellería do Medio Rural se enfrentarán a multas de entre 300 y 3.001 euros, según la gravedad de la infracción. Hace apenas dos semanas, se interpuso la primera multa en Galicia por incumplir la normativa. El afectado, un agricultor de la localidad coruñesa de Cariño que plantó en su leira patatas pese a tratarse de una zona demarcada en la que está prohibido por ley. El importe de la sanción alcanza los 3.000 euros, pero finalmente se quedarán en 1.800 por pronto pago y colaboración, según detallan fuentes de Medio Rural, ya que aceptó arrancar las patatas plantadas para autoconsumo.

Aunque desde el departamento que dirige Ángeles Vázquez apuntan que los casos de incumplimiento son "aislados", ayer mismo en la zona de Ortegal se levantaron dos actas de posible infracción.

Un año y cuatro meses después de la entrada en vigor del decreto del Gobierno central para controlar la plaga de la patata, que el pasado mes de marzo se extendió a Muxía -primer concello de A Costa da Morte afectado por la polilla-, la Xunta continuar la vigilancia de los terrenos para evitar que se extienda a otras localidades, con especial atención a zonas productoras como Bergantiños o A Limia.

Toda Galicia, bajo control

Toda Galicia, bajo control

El plan de control recoge medidas de erradicación en las zonas infectadas como la prohibición del cultivo, restricciones en los movimientos de patata y medidas de protección de las instalaciones y almacenes para evitar la propagación de la polilla. Estas medidas de control, según apuntan desde la Consellería do Medio Rural, no solo se aplican en los 33 concellos afectados por la plaga y en la zona tampón (los terrenos comprendidos dentro de una franja de 5 kilómetros en torno al límite de los ayuntamientos infectados así como los municipios de As Somozas, Moeche y Cerdido por estar rodeados de localidades en cuarentena), sino también en el resto de Galicia, donde "se realizan controles para comprobar que no aparezcan nuevos brotes y así garantizar la protección de los cultivos". En todo caso, para evitar la expansión de la polilla, la Xunta es "más restrictiva" en al aplicación de los protocolos tanto en los concellos infestados como en la zona tampón.

Por el momento la plaga no está erradicada en la comunidad, donde hace dos meses la polilla llegó a producciones de Muxía. No obstante, hace una semana la conselleira de Medio Rural dio por controlada la plaga en la provincia de A Coruña, donde la presencia del insecto cayó un 89% respecto al año pasado.

Desde el departamento que dirige Ángeles Vázquez destacan que se ha conseguido "limitar su expansión ante la gran disminución de capturas registradas" pero apelan a la colaboración de los vecinos para evitar que la plaga se propague. La única manera de lograrlo, según advierten, es cumpliendo con el protocolo de actuación.

En lo que va de año, la Xunta colocó unas 1.745 trampas en toda Galicia para la captura de la polilla, tanto en fincas, como en almacenes.