El incipiente sector de la resina se encuentra al alza en Galicia, con una producción que se prevé duplicar este año, mientras su gestión ayuda en la prevención de incendios en los montes.

El tesorero de la Asociación de Resineiros Galegos (Arega), Xián Santos, señala que actualmente están "en plena campaña de producción" de un año en el que se espera abrir en torno a "50.000 o 60.000 pinos", lo que supone cerca del doble de los 30.000 resinados en 2017, informa Europa Press.

El sector resinero tuvo acogida en Galicia en los años 50 y 60, pero posteriormente desapareció hasta que se retomó en 2014, a cargo de producciones experimentales en Oia (Pontevedra). En 2016 nació Arega y en la actualidad se estima que en la comunidad hay alrededor de una veintena de resineros, con una "evolución muy grande" en estos cuatro años.

Santos explica que la producción de resina por pino al año puede de ser en torno a tres kilos, con un precio de algo más de un euro por kilo. Por ello, "para poder vivir de esto hay que rondar los 4.000 o 5.000 pinos" al año, pero "con 500 o 1.000" se puede "tener un plus para la economía familiar".

El sector resinero se ha extendido por la costa de A Coruña, en municipios como Porto do Son o Muxía, pasando por el rorte de Lugo -en concellos como Mondoñedo y Viveiro-, hasta Pontevedra y Caldas de Reis. Mientras, el Centro de Investigación Forestal de Lourizán cuenta con plantaciones en las que realiza ensayos en Maceda. La resinación, según apuntan desde Arega, tiene ventajas como la limpieza del monte, así como su vigilancia durante los meses de verano, ya que la mayor parte de su actividad se desarrolla durante esta estación, lo que favorece el "mantenimiento" del rural y la "minimización de los incendios".

En la actualidad, la resina producida en Galicia se envía a Segovia, donde están las empresas transformadoras, ya que en la comunidad gallega n hay ninguna. La resina gallega tiene una calidad y unas características diferentes a la de Castilla, tanto por el clima como el terreno, con una tonalidad más blanquecina frente a la de fuera -más amarilla-, mientras que la de Galicia es más sólida y la mesetaria "prácticamente líquida". Las salidas para este producto van desde la industria farmacéutica -recubrimientos de pastillas o jarabes-, hasta aerosoles, empastes, tintas de impresión, plásticos o chicles.

En los años 50 se empleaba un método de trabajo más perjudicial para los árboles que está prohibido, mientras ahora se usa un sistema de picas de corteza, que "si se hace bien no es invasivo", ya que se lleva a cabo en una parte intermedia entre la corteza del árbol y la madera, con una membrana muy fina por la que se extrae la resina.