Desde enero de 2014, los aceites que se ponen a disposición del consumidor en hostelería, restauración y catering deben presentarse en envases etiquetados, estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y disponer de una protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original.

Con esta nueva norma, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se marcó como objetivo avanzar en la garantía de la calidad y autenticidad de los aceites puestos a disposición del consumidor y mejorar la imagen del producto, en particular de las denominaciones de origen protegidas y las indicaciones geográficas protegidas y las marcas productoras. También tiene por objeto informar mejor al consumidor sobre las características del aceite que se pone a su disposición.

España, como líder mundial en la producción de aceite de oliva, mantiene así su compromiso con las medidas que contribuyan a reforzar "la competitividad de este importante sector," según destacaban desde el Gobierno central. La hostelería y la restauración constituyen en muchos casos el único punto de contacto de los turistas que viajan a España con el aceite de oliva. "Que puedan encontrar un producto de calidad, bien presentado y adecuadamente manejado supone, sin ninguna duda, una buena carta de presentación del producto, lo que facilitará un incremento de la demanda de nuevas exportaciones", defendían tras la aprobación del real decreto desde el Ministerio de Agricultura.