La sesión de control de ayer en el Parlamento gallego subió como nunca el grado de tensión. La sentencia por el caso Gürtel y, sobre todo, el relevo en el liderazgo del PP nacional, para el que Núñez Feijóo figura entre los favoritos, caldearon una jornada como pocas veces. La oposición clamó contra la corrupción del PP, le exigió a Feijóo que aclarara sus intenciones políticas -sobre si continuará en Galicia o se irá Madrid-, le afeó su trayectoria política para frustrar su eventual desembarco en Génova y hasta le reclamó, aunque solo En Marea, que convocara elecciones anticipadas en Galicia.

Sobre su futuro, el presidente de la Xunta no desveló ni una sola palabra, emplazando a los portavoces de la oposición que le vuelvan a preguntar dentro de dos semanas, el día 20, en otro pleno del Parlamento. En cuanto a la corrupción, insistió en que el PP no fue condenado como tal, pero sí aseguró que se "avergüenza" de las corruptelas. "Me repugna y lamento las corruptelas descubiertas en mi partido", dijo en el Parlamento, tras reconocer que resulta "evidente que en el seno del PP se produjeron graves errores de control" y que por eso "hay un extesorero y varios alcaldes condenados".

El presidente de la Xunta se guardó mucho de dar cualquier pista sobre su hoja de ruta personal, por mucho que la oposición intentara presionarlo. Hizo gala de su hermetismo habitual. Solo se empleó a fondo, para negar que el PP resultara condenado por la sentencia del caso Gürtel. Para ello contó con el apoyo del presidente del Parlamento, Miguel Santalices, que esgrimió un supuesto informe de los letrados para impedir que la oposición dijera que el PP fue condenado.

El portavoz de En Marea Luís Villares, intentó minar el eventual salto de Feijóo "mirlo blanco" a la política nacional. Quiso mostrar la cara B de su currículo. Aludió a "ir de la mano" con Marcial Dorado -condenado por narcotráfico-, a ocultar "a los homicidas del Sergas" investigados por la muerte de ocho personas por el supuesto retraso en el suministro de fármacos contra la hepatitis B, a la corrupción destapada por el caso Campeón o a intentar tapar las "falcatruadas sexuales" de Xosé Manuel Baltar. "¿Cuándo se va, no a Madrid, sino para dimitir tras estos escándalos y convocar elecciones?", declaró Villares.

La intervención del portavoz de En Marea provocó a Feijóo, que le soltó: "Usted no puede volver a dictar sentencias en Galicia ni en cualquier lugar en un Estado de Derecho". Le reprochó que le resultaba muy difícil comprender que fuera capaz de compatibilizar su ejercicio como juez y que estuviera preparando su candidatura a la Xunta al frente de una amalgama de partidos. "Enfanga esta Cámara. No se explica que dictara sentencias contra la Xunta cuando estaba preparando las elecciones", comentó, ante de llamarle "portavoz florero" por su nula autoridad en En Marea.

Xoaquín Fernández Leiceaga, el portavoz del PSdeG, reclamó medidas contra la corrupción en Galicia, ya que no basta, dijo, solo con pedir perdón, y también consideró necesario conocer las intenciones de futuro del presidente de la Xunta, dado que si piensa en relevar a Mariano Rajoy, esta opción le incapacita para emprender proyectos estratégicos en la comunidad. Como ejemplo, indicó que habría "tensión" entre defender a Galicia en las negociaciones sobre financiación autonómica, lo que generaría choques con otros territorios, y al pedir el voto de esos militantes del PP para ser presidente nacional.

El presidente le respondió que ningún partido ha luchado más contra la corrupción que el PP en los últimos años, a lo que el PSOE votó en contra, y que la moción de censura contra Rajoy no se presentó por la corrupción. "La sentencia de la Gürtel fue una mera disculpa para que asumiera el Gobierno un partido que ha perdido las dos últimas elecciones", dijo.

También tuvo momentos de tensión con Ana Pontón, quien exigió responsabilidades al presidente de la Xunta por la sentencia del caso Gürtel, responsabilidades que a juicio de la portavoz del BNG no acaban solo en Madrid y Rajoy, y que se deben trasladar a Galicia dado que la corrupción afecta a todas las estructuras del partido. Pontón reclamó además que aclarara si pretendía seguir en Galicia o utilizarla como "sala VIP" esperando el avión rumbo a Madrid.

Feijóo negó que el partido estuviera condenado por corrupción, y acusó a la líder del BNG de "abanderar la mentira, la falsedad, la injuria, la falacia y la calumnia". Ya cuando había cerrado su discusión con la diputada nacionalista y comenzaba a responder a Villares, soltó que le "parecía que la señora Pontón estaba muy necesitada", lo que provocó la reacción de la bancada de la oposición. Nada más decirlo, Feijóo retiró sus palabras, pero Pontón expresó su repulsa por lo que considera un "comportamiento machista".