"No queremos una herencia envenenada". Bajo este lema, más de 130 colectivos de los sectores de la pesca y la agricultores movilizaron ayer a miles de ciudadanos para decir no a la reapertura de la mina de cobre situada en los límites de los municipios de Touro y O Pino. Representantes de concellos -de todos los colores políticos, organizaciones sindicales y todos los partidos de la oposición- apoyaron la multitudinaria manifestación que abarrotó las calles de Santiago y la plaza del Obradoiro. El objetivo de la marcha: que la Xunta paralice el proyecto de la multinacional Atalaya Mining y Cobre San Rafael. deniegue la autorización para la explotación minera y firme ya la caducidad de la concesión. Los detractores advierten de que salir adelante el proyecto -que abarca casi 700 hectáreas y que podría llegar a las 2.000-, se pondría en peligro el entorno ambiental de Touro y O Pino y, en consecuencia, el trabajo de unas 30.000 familias que viven de los recursos pesqueros y marisqueros de la ría de Arousa.

Organizada por la plataforma vecinal Mina Touro-O Pino Non y por la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, la manifestación arrancó de la Alameda alternando música festiva de gaitas y cánticos reivindicativos -"Feijóo, escucha, Galicia está en lucha"- y acompañada por un grupo disfrazado de esqueletos y con guadañas ficticias con el lema Mina, no.

Tras meses de campañas informativas bajo el lema No queremos una herencia envenenada, la Plataforma en Defensa de la Ría de Arousa se propone repetir el resultado que las movilizaciones del sector lograron en 2016: entonces paralizar el anteproyecto de la Lei de Acuicultura, hoy impedir que la mina de Touro-O Pino recupere la actividad más de 30 años después de su cierre.

Por "contaminante" y "peligroso", los convocantes de la protesta masiva exigen a la Xunta que paralice el proyecto. "Solicitamos la caducidad de la concesión por el abandono de la actividad extractiva de cobre, por no haber restaurado la mina y por la contaminación causada", recoge el manifiesto de la Plataforma Vecinal.Impacto

Los opositores a la mina, que sospechas que podría ser autorizada el próximo mes de agosto, advierten de las consecuencias para la comarca de Santiago y de la zona de la ría de Arousa ya que -apuntan- la explotación contará con "balsas con lodos altamente contaminantes", "voladuras diarias", usará "elementos químicos sospechosos de causar cáncer" y provocará vertidos "contaminados" al agua del Ulla que, recuerdan, abastece a más de 155.000 vecinos.

La actividad de la mina afectaría, según advierten, a las actividades agroganaderas, forestales, pesqueras y marisqueras, el cultivo del mejillón, las depuradoras de moluscos, la industria transformadora, el turismo vinculado al Camino Francés y a la gastronomía. La Plataforma en Defensa de la Ría de Arousa sostiene que "con los informes sectoriales que existen en este momento", la Xunta ya puede tomar "una decisión firme para paralizar el proyecto".

A la llegada de los manifestantes al Obradoiro, se subieron al palco donde se leyó el manifiesto central un grupo de niños que portaban la pancarta central como ejemplo del futuro de Galicia que "no merece vivir en un país que esté envenenado". Paralización del proyecto, restauración del daño causado por la anterior explotación y que el gasto sea asumido "por los que se lucraron", resumen las reclamaciones de los detractores, que contaron con el apoyo de representantes de En Marea, PSdeG y BNG.