Amplios sectores del PP veían en Alberto Núñez Feijóo, el presidente gallego con tres mayorías absoluta a sus espaldas, al sucesor de Mariano Rajoy con capacidad para realizar la transición sin someter al partido en un lucha intestina que hiciera caer todavía más la confianza del electorado. Pero no es así. El único barón territorial del PP renuncia a postularse como relevo de Rajoy y con su decisión contribuye a que la batalla por la sucesión sea mucho más abierta y, tal vez, también más encarnizada. Deja un escenario lleno de inseguridad e incertidumbres, con candidatos que no ocultan incluso el odio que profesan a compañeros de siglas.

De momento hay cuatro nombres que se han apuntado a la carrera presidencial del partido, pero, tras el paso atrás de Feijóo, quedan por pronunciarse quizás las dos bazas más importantes, que están midiendo sus fuerzas antes de saltar al ruedo. Son la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general del PP y exminitra de Defensa, Dolores de Cospedal. Entre ellas, según todos los analistas, se jugarán el trono vacío de Rajoy.

Quienes ya ha confirmado su voluntad de competir por el reino del PP son el exministro de Asuntos Exteriores y diputado en el Congreso José Manuel García-Margallo;el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado; el diputado por Ávila y diplomático José Ramón García Hernández; y el expresidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, José Luis Bayo, que ya ha presentado 350 avales -el primero en hacerlo-. Sin embargo, estos cuatro parecen más soldados que candidatos a reyes.

La decisión de Feijóo ha dejado descolocado a buena parte del partido, que teme ahora que el congreso de la renovación se convierta en un congreso de confrontación entre los afines a Soraya Sáenz de Santamaría y los de María Dolores de Cospedal. Al gallego se le veía como un candidato "de consenso" y el "favorito" por contar con experiencia de gestión y tres mayorías absolutas. Es más, De Cospedal estaba dispuesta a respaldar a Feijóo como candidato y a brindarle todos sus apoyos para frenar el eventual ascenso de Santamaría. Por eso, fuentes del PP consideran que se abre el peor de los escenarios y que nadie puede evaluar a estas horas en qué puede acabar el congreso, abocado quizás a un duro cónclave de confrontación.

El futuro del PP posiblemente no se dilucide entre los cuatro candidatos que se han postulado por el momento. Seguramente saldrá de la liza entre Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Dos mujeres que, sin embargo, todavía no se han pronunciado, si bien desde su entorno están sondeando los apoyos con que pueden contar. Una operación fundamental, porque en esta ocasión no son los compromisarios ni las federaciones territoriales las que inclinarán la balanza, sino que son los militantes, más de 800.000, los que están llamados a elegir mediante voto directo a la persona que llevará las riendas del partido.

El plazo para presentar las candidaturas acaba mañana a las 14.00 horas, por lo que todavía hay tiempo de sobra. Ahora el foco está puesto en María Dolores de Cospedal, que ha convocado para hoy una junta directiva regional del PP de Castilla-La Mancha en el que se prevé que desvele su futuro político. Algunos cargos del partido no descartan que la exministra, que lleva diez años como número dos del partido, decida presentar su candidatura una vez que Feijóo, al que estaba dispuesto a apoyar, se ha echado a un lado. El pasado 6 de junio la propia Cospedal dejó abierta esa puerta al no aclarar si competiría o no por la sucesión de Rajoy, si bien enmarcó su decisión en una reflexión general sobre su futuro o no en la política.

Soraya Sáenz de Santamaría tampoco se ha descartado y ha guardado silencio cuando le preguntaban con insistencia si presentará su candidatura. Fuentes populares creen que a ella le apetecería dar ese paso pero admiten que puede frenarla sus enemistades en el partido. Ser mujer, tener escaño en el Congreso y menos de 50 años es una buena carta de presentación para defender su perfil.