La barra libre en el crédito durante los años de bonanza económica disparó la concesión de préstamos. Con el grifo de la financiación abierto, miles de familias y pequeños negocios entraron en una rueda de consumismo que se detuvo de lleno con el estallido de la crisis en 2008 y dejó a cada vez más particulares sin ingresos para hacer frente a sus deudas. Primero cayeron en los impagos y, después, en el embargo. En esta situación se encuentran en la actualidad un total de 156.850 particulares y autónomos en Galicia, según datos de la compañía Repara tu deuda. La mayoría son familias que avalaron a sus hijos para comprar un piso y pequeños negocios que durante los años más duros de la recesión se fueron a pique. Hipotecas y créditos personales sin pagar junto con las negras estadísticas del paro provocaron la ruina de millones de hogares en España. ¿Las consecuencias? Facturas que se acumulan, desahucios de viviendas y cuentas bancarias bloqueadas, bien por orden de la entidad financiera o por decisión judicial.

Pero desde hace tres años, el Gobierno da a los particulares la posibilidad de hacer un borrón de sus deudas y cuenta nueva. Y lo pueden hacer a través de los mecanismos que establece la llamada Ley de Segunda Oportunidad, una normativa aprobada en verano de 2015 y que permite a las personas físicas acogerse a un concurso de acreedores, opción hasta entonces reservada a empresas. En los dos últimos años, más de 5.000 familias insolventes en España recurrieron a esta vía legal de ceder su patrimonio para cancelar sus deudas, de ellas un total de 268 de la comunidad gallega, según datos ya avanzados por este periódico el mes pasado.

La mejora de la situación económica y la Ley de Segunda Oportunidad han permitido solventar las deudas contraídas en cada vez más hogares. Tras varios años con una tendencia al alza, la lista de particulares y autónomos con sus cuentas bloqueadas se empieza a reducir. En solo un año, se ha pasado de los casi 170.000 gallegos con sus cuentas en situación de bloqueo a los casi 157.000 a día de hoy, lo que supone casi un 7% menos que los casos contabilizados en junio de 2017. Por poner un ejemplo del alcance de esta situación de ahogo financiero, es como si casi la mitad de los vecinos de Vigo o de doce localidades con el censo de Betanzos o Baiona no pudieran acceder a sus cuentas por las deudas que arrastran.

Por provincias, el comportamiento durante el último año ha sido dispar. Mientras en Lugo y Ourense cayó el número de particulares y autónomos con las cuentas bloqueadas, en A Coruña y en Pontevedra se produjo un repunte.

A la cabeza de la tabla autonómica se sitúa A Coruña, con un total de 75.000 hogares y pequeños negocios con sus depósitos bancarios bloqueados por las facturas acumuladas -el 48% de todos los casos detectados en la comunidad y que suponen un aumento de más de 13% respecto a los 66.000 casos contabilizados el año pasado en la provincia-, según datos de la compañía Repara tu deuda. Le sigue en el ranking, Pontevedra con 45.350 familias y autónomos (casi el 30% del total en Galicia con un repunte de apenas un 1% respecto al año pasado) que podrían acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad para poner el contador de sus deudas a cero. La situación en Ourense y Lugo es a la inversa, con una caída en ambos casos por encima del 35%. Por impagos tienen bloqueadas sus cuentas un total de 21.000 familias y autónomos ourensanos -frente a los 32.600 de hace un año-. Lugo registra el volumen más bajo de la comunidad: 15.500 afectados frente a los 24.400 contabilizados en 2017.

La mayoría de afectados en la comunidad gallega son varones (80%) y en más del 60% de los casos se trata de particulares casados. Cuatro de cada diez hogares o autónomos con las cuentas bloqueadas se encuentran en esta situación de bancarrota por los impagos de la hipoteca, el 30% por los recibos acumulados de préstamos personales y el 30% restantes por los abonos que les reclama el banco de compras con tarjetas de crédito.

En torno al 70% de los gallegos inmersos en esta situación de bloqueo frente a los bancos (casi 110.000) son familias con exceso de crédito conseguido cuando había empleo e ingresos. Y el 30% restante son pequeños negocios montados en época de bonanza que tras la crisis se vieron con el agua al cuello, abocados al cierre o incluso al embargo. El caso que más se repite es del de padres que han ayudado a sus hijos avalando créditos bancarios para que pudieran comprar su primera vivienda.