La reforma electoral de 2010 supuso la abstención forzosa de la diáspora. Desde entonces, las papeletas que llegaron del exterior apenas representaban el 5% del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA), que en Galicia ya supera los 450.000 inscritos, frente a más de un 30% de las emitidas antes de que fuesen vetados en las municipales y obligados a pedir la documentación electoral para participar en las autonómicas y generales. Ocho años después de la reforma del voto exterior, la emigración vuelve a cargar contra la "discriminación" a la que se ve sometida y reclama recuperar el derecho de sufragio en las municipales.

"La derogación del voto rogado es absolutamente prioritario", urge Susana Carbia, consejera electa por Argentina en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, al tiempo que apela a llegar a acuerdos para que la diáspora pueda votar de nuevo en los comicios locales. Para Carbia, hija de emigrantes de Vedra (A Coruña), se debe mejorar en el voto exterior "por correo y en urna": "Hay que mejorar los tiempos para que la documentación llegue en tiempo y forma". "Claramente el voto rogado recorta derechos", sentencia.