"La ayuda oficial al desarrollo es la política pública con mayor impacto positivo en las personas más vulnerables de fuera de nuestras fronteras. También es de las políticas, que además de cambiar vidas, más recortes ha sufrido en los últimos años". Es una de las frases que se recogen en el Informe anual la Realidad de la Ayuda, que acaba de publicar Oxfam Intermón.

La Xunta, tras casi una década de recortes y congelaciones de la partida que dedica a la cooperación internacional, la ha incrementado un 20% en los dos últimos años. En 2017, la cuantía se elevó un 7,7% y en 2018, un 11,4%. Sin embargo, sigue en niveles de 2004, ya que entre 2009 y 2016 el recorte fue del 66%. El Ejecutivo gallego ha reservado para el presente ejercicio algo más de 5 millones, por lo que encadena el segundo año de incrementos, tras cuatro de recortes y otros cuatro congelados.

Desde 2009, último año en el que gobernó el bipartido PSdeG-BNG, el desplome es del 59%. Desde ese año, la caída fue progresiva y tocó fondo en 2015. Durante los años de la coalición de izquierdas, la aportación siempre rondó los 10 millones, con un máximo de 12,2 en 2009. En 2007 aumentó un 52%; en 2008 cayó un 8% y en 2009 volvió a incrementarse un 24%. A partir de ese año, y durante cuatro ejercicios, la partida siempre se recortó: un 13% en 2010; un 35% en 2011; un 7% en 2012 y un 29% en 2013.

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La cifra que invierte la comunidad para la cooperación permaneció invariable durante los cuatro siguientes años y en mínimos históricos. Tanto en 2013, 2014, 2015 y 2016 fue de 4,1 millones. En 2015 el incremento fue simbólico (336 euros, +0,008%), mientras que en 2016 fue de 47.600 euros (1,1%).

Tras cuatro años de estancamiento, la Xunta aumentó en 2017 el presupuesto hasta los 4,5 millones. Fue un 7,5% más que el año anterior. Ahora, en 2018 lo ha elevado hasta los 5 millones. Un 11,4% más.

Los 5 millones que Galicia va a invertir en ayuda al desarrollo suponen un 0,05% del presupuesto autonómico, un porcentaje que está por debajo de la media del resto de comunidades (0,07%) y muy lejos del 0,7% que reclaman las organizaciones humanitarias internacionales.

Esa cifra también fue un compromiso de PP, PSdeG y BNG cuando firmaron en 2010 el Pacto gallego contra la pobreza. Alcanzar el 0,7% del presupuesto total de la Xunta en 2018 supondrían una partida de 66,4 millones. Muy lejos de los 5 millones actuales.

A nivel nacional, la cooperación española ha pasado del techo histórico de esfuerzo inversor del año 2009 -cuando se destinó el 0,46% de la Renta Nacional Bruta- al 0,19% de 2018.

En el caso de la cooperación gallega, su techo histórico se sitúa en el 0,1% del presupuesto total de la Xunta que se logró en 2009 frente al 0,04% del período 2014-2017 o el 0,05% de 2018.

A pesar de que desde 2009, el Ejecutivo gallego rebajó tanto el nivel de esfuerzo inversor presupuestario como el esfuerzo inversor por habitante, el alcance de los recortes en el resto de comunidades provocaron que Galicia mejore su posición relativa con respecto al resto de autonomías. Así, pasó de la decimotercera posición de 2010 a la séptima de 2016 por volumen de fondos ejecutados, y de la decimoquinta de 2010 a la undécima de 2016 por esfuerzo inversor.

De todas formas, el incremento superior al 15% que se ha producido desde 2015 en los desembolsos totales de la ayuda al desarrollo de las comunidades ha traído consigo que Galicia descienda en la clasificación desde su mejor posición histórica en 2015: quinta por volumen de fondos y octava en esfuerzo inversor.

Si hasta 2010 un grupo de siete comunidades (Euskadi, Andalucía, Cataluña, Madrid, Navarra, Comunidad Valenciana, y Castilla-La Mancha) concentraban el 77% de la ayuda al desarrollo autonómica, entre 2014 y 2016 solo tres (Euskadi, Andalucía y Cataluña) alcanzaban el 72%.

El Plan Anual 2018 de la cooperación gallega fue aprobado el pasado mes de diciembre en el Consejo Gallego de Cooperación para el Desarrollo (Congacode). Este es el órgano asesor y de coordinación de la cooperación gallega en el que están representados la Administración autonómica, las Organizaciones no gubernamentales para el desarrollo (ONGD) y el resto de los agentes de cooperación.

El Plan Anual 2018 recoge las actuaciones que la Xunta realizará este año en materia de cooperación y da cuenta de las convocatorias que están previstas que se abran (cooperación exterior, educación para la ciudadanía global y acción humanitaria); de los distintos convenios de colaboración que se firmarán; de las seis bolsas de formación en cooperación que se convocarán y, también, de los pasos que se darán en la elaboración del IV Plan Director.

La votación del plan contó con ocho abstenciones, cinco de ellas de los representantes de la Coordinadora Galega de Organizaciones no gubernamentales para el desarrollo. También se habían abstenido en la votación del plan de 2017 y habían votado en contra en la de 2016.

La coordinadora explica esta abstención por "las demandas que desde hace años se están reclamando desde el sector de las ONGD para que el gobierno de la Xunta aumente el presupuesto destinado a la lucha contra la pobreza global luego de los enormes recortes llevados a cabo en los últimos años".

Para la agrupación, los 5 millones de presupuesto para este año los considera "insuficientes para la recuperación de los fondos perdidos y lejos del promedio de las comunidades autonómicas en el bienio 2014-2015 de 6,8 millones".