La reforma fiscal de la Xunta para los legados que no superen los 400.000 euros y una sentencia del Supremo por la que declara exentas las ganancias patrimoniales de los pactos sucesorios ha hecho que los gallegos prefieran heredar en vida. De los poco más de 7.300 contratos de este tipo firmados en Galicia en 2015, un año antes de la entrada en vigor de las bonificaciones de Facenda, se ha pasado a casi 16.700 el año pasado, según el balance del Consejo Notarial de Galicia. O lo que es lo mismo, ya son 45 las herencias en vida que se tramitan cada día en la comunidad, un 125% más que las 20 diarias registradas antes de las exenciones.

De forma paralela a las herencias en vida, las renuncias a legados también han aumentado durante los últimos años. Detrás de este rechazo estás las deudas de los fallecidos y el gravoso impuesto que acarrean los testamentos recibidos de parientes de tercer grado y ulteriores -tíos-sobrinos; bisabuelos, primos o hermanos-. El año pasado fueron 2.500 los legados rechazados en la comunidad, cinco veces más que antes del estallido de la crisis.