A la espera de conocer los datos del primer mes de la temporada alta en el turismo gallego, los resultados ya cerrados del mes de junio que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que el arranque de verano fue flojo respecto al año pasado. Pese a que en Galicia la meteorología no es un factor determinante a la hora de escoger destino, que hubiese pocos días de lluvia en Galicia contribuyó a que el número de turistas que visitaron la comunidad se redujese. Los hoteles gallegos recibieron unos 425.754 visitantes el mes pasado, lo que supone una merma de 1.370 diarios en comparación con 2017. Se trata de una caída de un 9% en los viajeros que acogió Galicia en junio, el mayor descenso de toda España. De hecho, a nivel nacional se produjo un aumento del 2% en la afluencia de turistas y en el resto de autonomías, salvo algunas con descensos que no llegaron al 1%, el resto contaron con más usuarios alojados en sus hoteles en el último ejercicio. El turista nacional continúa como el perfil predominante al representar el 66% del total pero el extranjero también gana peso y ya casi supone la tercera parte.

El turismo gallego rompe así una tendencia de crecimiento iniciada en 2012. La situación se repite en las cuatro provincias de la comunidad. Aunque A Coruña fue la más visitada al ser escogida por casi la mitad de los turistas que vinieron a Galicia, también fue una en las que más cayó el número de viajeros, con un 11% menos. Pero destaca sobre todo Lugo con un 20% menos de visitantes que hace un año rondando los 58.780. Ourense, por su parte, pese a no ser de las favoritas en Galicia para pasar los días de descanso, contó con 27.422 usuarios en los alojamientos de la provincia, un 4% menos que en junio del año pasado. Las Rías Baixas han notado menos este parón pero la afluencia se redujo en un 3% hasta cerrar el mes con 141.697 viajeros.

El cambio de tendencia también se aprecia en las pernoctaciones que suman 818.318, unas 50.558 menos que hace un año, con un descenso del 6%. Vienen más turistas pero se quedan más tiempo y la estancia media pasó de 1,86 a los 1,92 días. Solo Ourense y Pontevedra superan la media gallega con 1,97 y 2,30 jornadas de alojamiento respectivamente.

En cuanto a la ocupación, es la cuarta más baja de España al llenar el 40,69% de las plazas, casi un punto menos que en junio de 2017 y hasta 25 de diferencia con la media nacional que alcanzó el 65%. Aunque se resintió la afluencia, los alojamientos gallegos subieron los precios un 1% hasta los 56,2 euros por habitación, la cuarta tarifa más baja a nivel estatal. Solo es más barato pasar la noche en Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura. Por eso, los hoteles de la comunidad son los cuartos que menos facturan con 25,24 euros por cuarto, prácticamente la misma cifra que el año pasado.