A nueve meses de las elecciones municipales, En Marea retoza en el diván sin ser capaz de sellar las grietas internas abiertas tras su nacimiento hace dos años. Los críticos con la dirección de Luís Villares redoblan su pulso y exigen la "recuperación de la pluralidad" de la confluencia y huir de un "partido vertical de corte clásico", algo que entienden pretende la cúpula actual, que ya rechazó este planteamiento cuando lo puso sobre la mesa el alcalde de Santiago, Martiño Noriega. Al frente de esta reclamación se sitúan precisamente los grupos de los tres alcaldes que impulsaron el partido instrumental: Noriega (Compostela Aberta), Jorge Suárez (Ferrol) y Xulio Ferreiro (Marea Atlántica).

Esta propuesta fue plasmada en un documento tras la reunión de la llamada Mesa pola confluencia el martes, la iniciativa propuesta por Noriega, para recomponer la unidad de la segunda fuerza del Parlamento gallego, quebrada en dos bandos y en el que existen divergencias sobre la estrategia política que se debe seguir. Este conflicto amenaza con afectar a las candidaturas de unidad popular en los comicios de mayo, en los que este espacio político testará su resistencia al frente de la oposición gallega, competirá con un PSOE al alza tras su llegada a Moncloa y se jugará sus tres símbolos: las Alcaldías de las tres ciudades coruñesas.

En la reunión participaron representantes de Anova, Esquerda Unida, Podemos, Compostela Aberta, Ferrol en Común y Marea Atlántica, es decir, las organizaciones más potentes que impulsaron el nacimiento de En Marea y al margen de la dirección, tras el rechazo de esta a participar en ese foro propuesto por Noriega el mes pasado por considerar que suponía crear una "aristocracia política". Los emplazó al próximo plenario, cuya fecha se fijará el día 17, para debatir el futuro e En Marea, sin lo que entiende que son acuerdos por arriba.

Lejos de arredrarse, los críticos reunieron la Mesa pola confluencia y plasmaron sus demandas por escrito. Exigen la necesidad de "reconocer los elementos y organizaciones que conforman la unidad popular" y diferenciar la creación del partido En Marea con la asunción de una estructura clásica. "Es necesario diferenciar entre el formato legal del sujeto y la articulación orgánica del espacio de unidad popular, que no siempre tienen que coincidir", exponen. Piden que crear un partido instrumental no signifique dejar fuera de juego a las mareas y otros partidos. El texto evidencia el pulso de los tres alcaldes a la dirección de Villares y su origen se encuentra en abril del año pasado.

El que fuera candidato a presidir la Xunta de En Marea y los principales grupos impulsores de la confluencia compartieron lista interna en la elección de los órganos de dirección. Pero Villares se topó con el veto de sus socios a que accediese a la portavocía única. El exjuez decidió aliarse con los sectores minoritarios, compuestos por críticos de Anova y el colectivo Cerna, escisión del partido fundado por Beiras.

La coordinadora que dirige el partido, quedó en manos de Villares, nuevo portavoz, y los suyos. Y los antes socios dejaron de acudir al Consello das Mareas, el órgano máximo del partido. Conflictos como el de Paula Quinteiro, la diputada que se negó a dimitir tras un altercado con la policía pese a que se lo pidieron las bases en una polémica consulta rechazada por parte del partido, o la postura de Podemos, rechazando el modelo actual de En Marea y reclamando presencia en las listas municipales mediante coaliciones, ampliaron las diferencias en En Marea.