El efecto de la ola de calor desapareció ayer y en las granjas gallegas lo agradecen porque las altas temperaturas de la semana pasada afectó a los animales y a explotaciones de la comunidad. Las granjas de vacas de leche notaron estos días la reducción de su producción y la tasa de mortalidad en las porcinas y en las avícolas ya es considerable, aunque los ganaderos empleen diversos sistemas de refrigeración, para aminorar estas pérdidas.

La principal conversación que se escuchaba estos días en la calle era el calor extremo. No dejan de ser temperaturas altas propias de esta época, pero que sorprenden por el cambio radical con temperaturas suaves por la mañana y máximas por encima de los 30 grados -hasta 40 en el interior gallego- al final de la tarde por la canícula. La búsqueda de la sombra, darse un chapuzón o comer o beber algo refrescante fue la tónica de estos días.

También sufrieron estas altas temperaturas los animales, que en especial, son propensos a padecer estrés por el calor. Esto reduce en el caso de las reses el consumo de alimento y la cantidad y calidad de leche producida, además de tener efectos negativos sobre la reproducción. "Este año, de momento no hay problema con el suministro de agua en las explotaciones, porque en los manantiales hay agua, pero sí que se están produciendo otros efectos debido al calor", indica Román Santalla, el secretario de Ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores. Entre estas consecuencias se encuentra la disminución de la producción. "En las vacas de leche se redujo la producción entre el 8% y el 20% y el peor día fue el domingo, debido a la acumulación de calor de todos estos días", explica.

Además del descenso en la producción los animales estos días apenas comen y consumen una gran cantidad de agua. Tal y como adelanta el Farm Animal Welfare Center, la disminución de la producción de leche en situaciones de estrés por calor se debe a que el consumo de alimento disminuye, mientras que las necesidades de energía del animal aumentan. Algo que también constata Santalla: "Las vacas comen entre un 20% y un 25% menos porque lo que hacen es beber y estar con la lengua fuera". Las altas temperaturas provocaron efectos drásticos en la explotaciones, ya que las tasas de mortalidad son importantes. "En los cerdos es más alta de lo normal porque respiran de manera muy apurada debido al estrés por el calor y en las granjas avícolas también se producen estos días más muertes de lo normal, sobre todo en las de pollos y gallinas. Incluso en las más modernas, que tienen sistemas que humedecen el ambiente se están registrando un número importantes de muertes", señala Santalla.