No es Galicia tierra de terratenientes, pero hay 9.769 fincas en el rural gallego que comparten dueño. No se trata de un particular. Son propiedad de Agader, la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (Agader). Esta agencia dependiente de la Consellería de Medio Rural declara la posesión de todas esas parcelas y las valora en sus cuentas de 2017 en más de 66,2 millones de euros.

¿Y qué hace la Xunta con casi diez mil fincas? Pues les saca poco rendimiento, a la vista de lo que declara Agader, en su informe económico del año pasado. Solo tiene unas pocos terrenos arrendados, no especifica cuantas, e ingresa por ello 68.442 euros al año. Querría más beneficios, pero no los consigue.

El Gobierno autonómico las ha incluido en el Banco de Terras por si alguien quiere alquilarlas y sacarles provecho, pero hasta el momento no ha tenido mucho éxito. En todo caso, los ingresos por alquiler aumentaron durante el pasado año en algo más de 14.000 euros, en comparación con el ejercicio de 2016.

Además el año pasado se desprendió de 1.271 fincas, valoradas en 3,6 millones de euros, que cedió a los concellos. No eran propiedades para uso agrario, y las traspasó a los consistorios para que puedan hacer uso de ellas, y por ejemplo levantar piscinas, guarderías u otras instalaciones con fines sociales.

Las intenciones de Medio Rural pasan por seguir desprendiéndose de fincas y ceder a los municipios otras 1.250 fincas en ese año y venideros, para que sean los alcaldes los que les busquen utilidad social. De paso, el Gobierno autonómico se olvida de la limpieza y mantenimiento de estas propiedades, y del pago de impuestos de unas propiedades que le suponen una carga, pero no le reportan rentabilidad.

Concentraciones

La Xunta explica cómo se ha hecho con la propiedad de tanta fincas rurales a lo largo de los años. La mayoría pasó a sus manos tras acometer concentraciones parcelarias.

Las fincas de Medio Rural representan el 90% de las propiedades incluidas en el Banco de Terras, creado a finales de 2011, en la época del bipartito, para movilizar tierras y hacerlas productivas, con el objetivo de combatir el abandono del rural y ayudar a fijar población en el interior de Galicia.

En el mes de mayo, el Banco de Terras tenía alquiladas 1.285 fincas, el 12% del total y estaba en trámites para arrendar otras 1.746. A Coruña es la provincia donde más funciona el Banco de Terras, pues hay 495 fincas alquiladas, frente a las 367 de Lugo, las 299 de Ourense y las 124 parcelas de Pontevedra. Una de las dificultades para arrendar estas fincas es su reducida dimensión. Es el minifundismo propio de Galicia. De media las parcelas miden solo media hectárea, es decir la mitad de un campo de fútbol. Y las más pequeñas son las de la provincia de Pontevedra, con 0,33 hectáreas de extensión.