Flexibilidad horaria o teletrabajo. Cada vez más empleados públicos optan por acogerse a alguna de estas modalidades impulsadas por la Xunta hace ya cuatro años con el objetivo de mejorar la productividad de la plantilla, reducir costes y permitir la conciliación de la vida laboral y familiar. Las dos medidas han tenido una implantación muy dispar, según revela el balance de la Consellería de Presidencia a 31 de julio. En el caso del horario flexible, que da más libertad de entrada y salida para completar la jornada laboral, los beneficiarios en la Administración gallega alcanzar los 10.694 los trabajadores, 416 más que los contabilizados al cierre de 2017. O lo que es lo mismo, la flexibilidad horaria sumó en solo seis meses un 4% más de empleados públicos en la comunidad y son ya un 20% más que los registrados en verano de 2016.

A la fórmula del teletrabajo por ahora tan solo se han acogido 296 funcionarios, casi el doble que hace dos años (entonces eran 150). Esta cifra todavía dista mucho de los 2.000 empleados públicos que el Ejecutivo autonómico estimaba que llegarían a desempeñar sus tareas desde sus domicilios cuando puso en marcha esta modalidad.

Los casi 10.700 trabajadores acogidos a la flexibilidad horaria -1.360 de ellos por razones de conciliación (casi el 13 del total que hacen uso de esta modalidad)- representan ya el 63% de los 17.000 con derecho a esa opción, a la que no pueden acogerse colectivos docentes, sanitarios y del ámbito judicial.

¿En qué consiste la jornada flexible? Los empleados públicos tienen un horario fijo de 09.00 a 14.30 horas, en el cual deben estar en sus puestos de trabajo. Pero los que se acojan a esta modalidad podrán completar las 37,5 horas semanales entrando o saliendo más tarde, según sus necesidades, entre las 07.30 horas y las 09.00 horas y entre las 14.30 y las 18.30. Además, los funcionarios disponen todos los días de 30 minutos para compensar los retrasos de la entrada en el puesto de trabajo.

También puede ser por motivos de conciliación, en el caso de tener hijos mejores de 12 años o personas dependientes a su cargo. En estas situaciones, la franja de trabajo permitida se extiende entre las 07.30 y las 18.30 horas de lunes a viernes, salvo en aquellos casos en que sea necesario establecer una franja de trabajo obligatoria.

En el conjunto de la comunidad, la mayoría de las solicitudes autorizadas de flexibilidad horaria automática son de mujeres (64,18%), un porcentaje se que eleva hasta el 71% en el caso de la flexibilidad por razones de conciliación.

Otra opción que puso en marcha la Xunta es el teletrabajo, reservada para aquellos trabajadores con más de dos años de antigüedad y que tengan experiencia por prestación de servicios en puestos con funciones y tareas análogas al del puesto para el que solicita este derecho. La posibilidad de trabajar desde casa tiene un año de duración, aunque puede prorrogarse, pero no será compatible con la jornada flexible. Esta modalidad se limita a tres jornadas de teletrabajo a la semana. En la actualidad, son un total de 296 los trabajadores que prestan servicios a través de esta opción de trabajo no presencial. La mayoría (casi 68%) en servicios centrales. Del total, 174 (casi el 60%) son prórrogas, "fruto de la buena experiencia y beneficios de esta medida", según apuntan desde el departamento que dirige Alfondo Rueda. Por género, las mujeres suponen el 50,47% de los funcionarios con teletrabajo.

Los puestos autorizados para teletrabajo son fundamentalmente asesores jurídicos, cuerpos de inspección (farmacéutica, urbanística, de trabajo, de salud pública?), traductores, informáticos, así como otros puestos que asumen funciones que pueden ser desempeñadas con un alto grado de autonomía y a distancia.