El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y alcalde de Vigo, Abel Caballero, dio ayer por "absolutamente cerrado" el debate sobre la fusión de ayuntamientos, una medida que tacha de "ocurrencia" del expresidente Mariano Rajoy y del exministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Si en 2013 había registrados 8.118 municipios en España, a 1 de enero de 2018 son ya 8.124, pese a que se han producido tres fusiones: dos en Galicia -Oza-Cesuras y Cercedo-Cotobade- y una en el País Vasco, al amparo de las leyes forales.

Caballero señaló que el anterior gobierno del PP puso ese debate sobre la mesa en la creencia de que "se podía ahorrar", pero la realidad ha demostrado que "pasaba lo contrario".

El presidente de la FEMP subrayó que los pequeños ayuntamientos y sus alcaldes hacen una función "inestimable" y cumplen un papel esencial para evitar la despoblación de pequeños núcleos. "Hay alcaldes de todos los colores políticos que atienden sus pequeños municipios, y no cobran nada, les debemos un reconocimiento", proclamó.

"Voluntaria"

Según incidió, la fusión de municipios puede plantearse si es "voluntaria" pero no "forzada" u "obligada" como -aseguró- pretendía el PP, y recalcó que, en la práctica, se puso de manifiesto que esas fusiones "no funcionan, no van bien".

"Ese fue un intento del gobierno de Rajoy de demonizar a los ayuntamientos, de decir que eran unos manirrotos, que malgastaban. Después resultó que éramos los únicos garantes de la estabilidad financiera de este país", proclamó el presidente de la FEMP, quien recordó que "cuando llegó la hora de ver las cuentas, los responsables del endeudamiento eran los grandes ayuntamientos, no los pequeños".

Caballero fue más allá y vaticinó que, cuando se trate "en serio" el fenómeno del despoblamiento, se llegará a la conclusión de que la única solución es "dotar de recursos" a esos pequeños ayuntamientos para evitar la "desertización".