Más de seis millones de árboles secos se acumulan en los montes gallegos, lo que eleva el riesgo de plagas y convierte a estas zonas en un auténtico polvorín para los incendios. La Consellería de Medio Rural advierte de que "la excesiva abundancia" de madera muerta, en pie o en el suelo, es un indicador de su estado de abandono y de la falta de gestión de los montes. En el Plan Forestal hace un diagnóstico sobre el estado de salud de los espacios forestales de Galicia. Además de los ejemplares muertos, hay otros 32,6 millones de pies que están "enfermos", de los cuales 9,6 millones están "muy graves", debido a su afectación por plagas o al impacto de factores externos como el fuego.

El Plan Forestal contabiliza también otros ocho millones de trasmochos, pies cortados que quedan después de las talas, y que se sumarían a los pies secos y a los ejemplares enfermos.

El problema principal está en los pinares. Tres cuartas partes de la madera muerta que se acumula en los montes son pinos (3.969.638), seguida por los eucaliptos (628.139) y los robles (546.978).

En su radiografía sobre el estado de salud de los bosques gallegos, el Plan Forestal advierte de que "ya no quedan bosques vírgenes en la comunidad gallega. La mayoría de los montes han sido repoblados. Aún así, el 60% se consideran naturales, aunque hayan sido alterados, porque no se trata de plantaciones nuevas introducidas por el hombre.

Amenazas

Los montes gallegos tienen que enfrentarse a varias amenazas. Además de los incendios, están las plagas y enfermedades y la propagación de especies exóticas. Las acacias son las especies invasoras más habituales en Galicia, además de los carrizos, los juncos y los bambús. La Consellería do Medio Rural llama la atención, en concreto, sobre el incremento de la acacia negra en el territorio forestal gallego.

Según el panorama que dibuja el Plan Forestal, una quinta parte de los árboles gallegos sufre defoliación, es decir, una pérdida de hojas moderada o grave por enfermedades, plagas o incendios. Y las especies más afectadas son el eucalipto, el pino y el abedul.

Los daños más intensos se observan en el norte y oeste de Galicia. Además, la Xunta advierte de que en los últimos diez años se ha incrementado la degradación de los montes gallegos.

El principal agente nocivo para la salud de los bosques en la comunidad son los insectos, seguidos los efectos de las llamas -solo en la ola de incendios de octubre del año pasado se redujeron a cenizas casi 50.000 hectáreas-. Según los datos de la Consellería do Medio Rural, el 40% de los árboles evidencia daños provocados por la acción de insectos. El gorgojo del eucalipto es el más extendido: afecta al 92% de los eucaliptales. Otra amenaza es la avispilla del castaño que Medio Rural sitúa como "uno de los principales problemas fitosanitarios a corto plazo en Galicia". La Xunta lucha también contra la procesionaria del pino. Ha tenido que intervenir para erradicar esta plaga en un total de 7.000 hectáreas de pinares en los últimos cinco años.

Los hongos están también causando daños importantes en las masas forestales en el territorio gallego. Más del 20% de los árboles está afectado, según recoge el Plan Forestal. Los más dañinos para los montes son el gusano que seca los pinos, el nematodo y chancro del castaño.