Los recursos públicos son limitados y siempre escasos. Por eso, cada euro que se defrauda es vital y la Axencia Tributaria de Galicia aplica el máximo celo para evitar fugas de dinero negro y maximizar su recaudación. Además de las revisiones ordinarias que se practican cada año para comprobar que las cantidades que pagan los contribuyentes son las correctas, periódicamente desarrolla campañas específicas de lucha contra el fraude fiscal.

Sin embargo, esos planes especiales suponen una carga extra de trabajo para sus inspectores, que les obliga a hacer horas extra. Y esas horas se pagan con incentivos al rendimiento. La plantilla de la Axencia Tributaria está compuesta por 340 personas. En 2017 la Atriga pagó 376.000 euros en pluses a sus empleados para compensarlos por la ampliación de su jornada ordinaria, unos 1.100 euros anuales más por cabeza.

No es la primera vez que se pagan estos pluses. Se hace cada vez que la Atriga impulsa un plan especial de lucha contra el fraude fiscal. Ya lo hizo en 2012 o en 2014, según informa la Consellería de Facenda. El gasto en pagar incentivos a su personal es una buena inversión, según defienden desde la Atriga. Según explicó la directora de la Axencia Tributaria, Victoria González, por cada euro invertido en la lucha contra el fraude obtienen 6,9 euros.

En 2017 se llevó a cabo una campaña especial para perseguir incumplimientos fiscales, centrada sobre todo en el impuesto de sucesiones y en el de transmisiones patrimoniales. Aunque la previsión inicial era hacer aflorar 20 millones de euros, finalmente se detectaron 32,2. "El objetivo se cumplió ampliamente", explican desde la Consellería de Facenda.

No es una cantidad menor. Con 32, 2 millones se podrían construir hasta treinta centros de salud, teniendo en cuenta que un ambulatorio puede costar entre un millón y tres millones de euros.