En pleno debate sobre la transferencia de la AP-9 a la Xunta y la subida de los peajes, la autopista que vertebra Galicia de norte a sur no para de perder tráfico. Lleva tres meses consecutivos de caídas, según los datos provisionales del Ministerio de Fomento.

El desplome de tráfico se ha producido en los meses de junio y julio, un periodo en el que los desplazamientos aumentan por el periodo vacacional pero que, en esta ocasión, no se han trasladado al incremento del tráfico de la AP-9. Todo lo contrario. En junio, la Intensidad Media Diaria (IMD) fue de 22.404 vehículos, un 10,6% menos que en el mismo periodo del año pasado. En julio, la IMD alcanzó los 25.249, un 9,1% menos que hace un año. Hay que remontarse hasta 2014 para encontrar unas cifras más bajas en estos dos meses.

Con estas dos caídas, a las que hay que sumar la de marzo (-0,5%) y la de mayo (-7,8%), la AP-9 acumula en lo que va de año un descenso del tráfico del 3,4%. Si se obvia una de las autopistas que han sido rescatadas por el Gobierno (la R-5 entre Madrid y Navalcarnero), esta caída es la segunda mayor de las 27 autopistas de peaje de titularidad estatal, solo superada por el -3,48% de la AP-61 entre Segovia y San Rafael y el -3,5% de la AP-36 entre Ocaña y La Roda.

Audasa, concesionaria de la autopista, matiza estos datos de Fomento y asegura que en el primer semestre el tráfico de la AP-9 se incrementó un 1,85%, lejos de la caída del 3,4% que muestran los datos provisionales del ministerio en los siete primeros meses. Pese a todo, Audasa sí que reconoce una "ralentización" del crecimiento del tráfico en los últimos dos años y culpa de los malos datos del primer semestre a "la adversa climatología que se ha producido en Galicia" lo que "no ha favorecido los desplazamientos vacacionales, especialmente durante la semana Santa y los puentes de mayo".

La AP-9 encadena tres meses a la baja. La última vez que se produjo una situación similar fue hace cinco años, entre abril y junio de 2013. También cerró el peor primer trimestre de los últimos tres años.

El año había empezado bien para la AP-9. En enero circularon de media al día 20.574 vehículos, (+4,3%) y en febrero, 21.550, (+4,1%).

El primer aviso de que la dinámica había cambiado llegó en marzo cuando el tráfico en la autopista cayó un 0,5% y eso que contó con el efecto estacional de la Semana Santa. Es decir, en 2017 estas fiestas fueron en abril por lo que se esperaba que en marzo de 2018 el uso de la autopista aumentase ya que tanto el Jueves como el Viernes Santo cayeron a finales de mes. Pero no fue así.

Este periodo vacacional, en el que hay más desplazamientos, no supuso un incremento de los vehículos que circularon por la AP-9. El mal dato de marzo afectó al primer trimestre, que se cerró con una disminución del tráfico del 1,6%. Fue la primera vez que el uso de la vía bajó entre enero y marzo en los últimos tres ejercicios. El año pasado ese mismo efecto Semana Santa supuso un incremento del 8,8%, el doble de la media anual, y el porcentaje más elevado de la última década.

El descenso de marzo también rompió una tendencia de 22 meses en los que el tráfico de la AP-9 no había parado de aumentar. Si no hubiese sido por la bajada del 0,1% de abril de 2015 debido al efecto de la Semana Santa, habría enlazado 42 meses (tres años y medio) con aumentos consecutivos.

El aviso negativo de marzo se mitigó en abril con una ligera subida del 0,16%. Pero en mayo, junio y julio su uso volvió a caer. El junio el descenso fue de dos cifras (10,6%). La última vez que la AP-9 supero el 10% de pérdida de tráfico fue en marzo de 2013 con un -13,7%.