Un año después de la oleada de incendios que arrasó los montes gallegos, con especial incidencia en el sur de la provincia de Pontevedra donde se cobró la vida de dos mujeres en Chandebrito y un vecino de Vigo, un fuego descontrolado arrasó ayer más de 120 hectáreas de monte en la localidad pontevedresa de Mondariz y puso en riesgo las viviendas de dos núcleos urbanos en O Barro y Barral, muchos de cuyos vecinos, -sobre todo los de más edad- fueron evacuados por prevención para evitar las intoxicaciones por humos. Protección Civil los reunía anoche en la iglesia parroquial a la espera de conocer si podrían o no regresar a sus casas.

El fuego comenzó sobre las 18.17 horas en el monte de eucaliptos que separa las parroquias de Sabaxáns y Gargamala, pero avanzó con tal virulencia y en tan poco tiempo que la Consellería de Medio Rural, ante la cercanía de las llamas a las viviendas de los lugares de O Barro y Barral, decretó la situación de alerta dos y comenzó las evacuaciones. Al lugar se enviaron diez helicópteros, que con el ocaso tuvieron que dejar de trabajar.

La Xunta de Galicia ha confirmado esta mañana que el fuego está estabilizado y los vecinos desalojados de una decena de viviendas han podido volver a sus casas pasada la una de la madrugada. Las llamas pusieron en riesgo zonas como O Barro, Barral y Boente y tras declararse la situación 2, varios vecinos tuvieron que desalojar sus casas y no pudieron regresar hasta que la alarma fue desactivada. El fuego había arrasado hasta esta mañana -dato de alrededor de las 08.30 horas- más de 150 hectáreas y aunque ya está estabilizado aún permanece activo con riesgo de que algún foco pueda volver a reactivarse.

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Un incendio obliga a desalojar a vecinos de Mondariz

El vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, daba por descontado a última hora de ayer que el incendio ha sido intencionado. "Por desgracia, estamos acostumbrados a estas situaciones", remarcó.

En la zona trabajaban anoche cuatro agentes forestales, un técnico, 18 brigadas, nueve motobombas, cuatro palas y un tractor. Además de los agentes forestales, hasta el lugar acudieron agentes de la Policía Autonómica, la Guardia Civil y Protección Civil, así como bomberos de distintos parques de la provincia y de Vigo. El conselleiro de Medio Rural, José González Vázquez, también se desplazó a este punto para supervisar las labores de contención del fuego. La solidaridad también llegó en forma de voluntarios. Vecinos de otras parroquias de Mondariz y concellos adyacentes acudieron para luchar contra el fuego. "Primero llegó el humo, y en pocos minutos ya vimos las llamas. Se desplazó muy rápido", explicaba una vecina.

La humareda se hizo pronto visible desde distintos puntos del sur de la provincia de Pontevedra y pasadas las 20.00 horas se oscureció el cielo de la ría de Vigo. Vecinos de Valença, en Portugal, también fueron testigos del humo.

La noche se anticipaba dura, sobre todo para los vecinos de O Barro y Barral, núcleos de mucha vivienda pero poca población, pues muchas casas son segundas residencias. En O Barro residen un centenar de vecinos, cifra similar al otro núcleo afectado. "Estamos evacuando por precaución a las personas mayores para evitar intoxicaciones por el humo y se ha habilitado la iglesia como punto de encuentro, lo que también permitirá controlar si todos están bien. Hay muchos ancianos que viven solos y en estas fechas tienen ya la paja en casa, con el peligro que supone ante las partículas que cruzan de un lado a otro la carretera", explicaba la teniente de alcalde Mónica Peralba. Sobre las 22.30 horas parecía que el fuego estaba controlado en lo que respecta a la posibilidad de que afectase a las casas, si bien todo dependía de la dirección del viento, según expertos que luchaban contra el fuego en la zona.

El regidor Xosé Carlos Montes confirmó que, una vez el fuego comenzó a acercarse a las casas, contaban con medios "suficientes" si bien reconocen que se reaccionó "tarde" al incendio. "Se actuó tarde con los medios aéreos, si se hubiera enviado ayuda antes se podría haber evitado que el fuego se aproximase a las viviendas", lamentaba la concejal Peralba, en referencia a la ausencia de hidroaviones. La envergadura del incendio era tal que la edil reconocía que "no se aprecia dónde empieza y dónde termina".

Octubre vuelve a convertirse en un mes negro para los montes gallegos. En los primeros siete días se han quemado en torno a 500 hectáreas de monte, siendo las provincias de Pontevedra y Ourense las más afectadas.