Si Galicia suma ya más de un cuarto de siglo con más defunciones que nacimientos, y en 2017 se registró el peor resultado en 30 años, con poco más de 18.300 nacimientos frente a casi 31.700 fallecimientos, lo que deja una tasa de 50 partos al día por 86 decesos, el arranque de este año es aún peor. El primer trimestre de 2018, según el avance de resultados del Instituto Galego de Estatística (IGE), presenta el peor saldo vegetativo desde que hay registros detallados. Nunca hubo mayor diferencia entre el número de fallecimientos y el de nacimientos en ningún otro primer trimestre de ningún año. Y tampoco nunca hubo una tasa de natalidad tan baja como la de este primer trimestre.

Entre enero y marzo se produjeron 9.718 defunciones en la comunidad autónoma y solo se registraron 4.052 alumbramientos. Por tanto, el número de muertes superó en 5.666 al de nuevas vidas, una cifra un 12% superior a la registrada el primer trimestre del pasado año, que ya había sido la peor en 30 años, cuando el saldo vegetativo de Galicia comenzó a dar cifras negativas.

Los nacimientos descendieron un 7,8% con respecto al primer trimestre de 2017, mientras que los fallecimientos se incrementaron en un 5,6%. Ninguna de las cuatro provincias se escapa de esta tendencia, aunque el fenómeno es menos acusado en las dos del Atlántico. En Pontevedra murieron 2.858 personas entre enero y marzo y nacieron 1.456, lo que arroja un saldo de -1.402.

Algo más acentuado fue el resultado en A Coruña, con 3.975 defunciones y 1.780 alumbramientos. Por tanto, hubo casi 2.200 más muertes que nuevas vidas. En Ourense el saldo es negativo en 1.014, dado que fallecieron 1.365 personas y nacieron 351. Y en Lugo el balance es muy parecido al de su vecina provincia del sur, con 1.520 defunciones y solo 465 nacimientos.

Por tanto, ni los comisionados demográficos, ni los observatorios ni las alianzas entre gobiernos contra el envejecimiento poblacional, ni los paquetes de medidas para fomentar la natalidad han conseguido, de momento, frenar la caída libre que sufre el número de nacimientos en Galicia. Ni tampoco se atisban signos que lleven a pesar que la tendencia en la comunidad gallega pueda cambiar a medio plazo, dado que cada año la situación se agrava.