La crisis ha provocado una salida de gallegos a otras comunidades y a otros países. Pero no han sido los únicos. También los extranjeros han abandonado Galicia para buscar oportunidades en otras zonas de España o retornar a sus lugares de origen. Estos movimientos han provocado que el número de personas que están empadronadas en Galicia y que han nacido en otros países cada vez sea menor, lo que ha afectado a la composición de los habitantes de los concellos. En los últimos siete años, el número de ayuntamientos gallegos cuya población extranjera supera el 5% del total se ha desplomado casi a la mitad. De los 36 que había en 2010 a los 20 de finales de 2017.

El pasado año, la población de la comunidad disminuyó un 0,37%. La pérdida de habitantes fue de 10.186 personas. Sin embargo, el descenso de extranjeros empadronados en Galicia fue del 0,88%. El doble del total.

En 2014, por primera vez desde que arrancó la crisis, la cifra de foráneos en Galicia se quedó por debajo de los 100.000. En 2008 había censados más de 95.000. En el quinquenio siguiente, el número se mantuvo por encima de los 105.000. Sin embargo, en 2014 cayó hasta los 98.245 y a finales de 2017, hasta los 87.189. Esta cifra lleva cinco años a la baja, aunque en los últimos ejercicios el descenso no es tan acusado.

Esta salida de extranjeros ha traído como consecuencia que los concellos que contaban con más de un 5% de ciudadanos de otros países se haya reducido un 44% en siete años.

Esta veintena de municipios son dispares en cuanto a su situación y población, aunque presentan algunas similitudes. Ninguna de las siete grandes ciudades aparece en este listado -Lugo estaba en la clasificación en 2014-; solo cinco de ellos superan los 10.000 habitantes (Lalín, Monforte de Lemos, Viveiro, Verín y Barco de Valdeorras); ninguno pasa de los 21.000; una decena cuenta con menos de 2.000 y la gran mayoría son municipios de comarcas del interior de la comunidad.

La provincia de Ourense concentra más de la mitad de estos concellos que aún tienen más del 5% de sus habitantes con nacionalidad extranjera. Son 12 de los 20: Entrimo, Baltar, Padrenda, O Barco, Carballeda de Valdeorras, Oimbra, Verín, A Gudiña, A Mezquita, Salvaterra do Miño, Lalín y Lobios. En todos, la gran mayoría son de nacionalidad portuguesa. Le sigue la de Lugo con siete: Negueira de Muñiz, Rábade, Burela, Viveiro, Ribadeo, Meira y Monforte, y la de A Coruña, con uno: Cedeira. La provincia de Pontevedra no cuenta con ningún ayuntamiento que tenga más del 5% de extranjeros.

Pese a la salida de foráneos de Galicia, es excepcional la situación de un pequeño grupo de concellos en los que el colectivo de inmigrantes empadronados supera el 10% de la población. Son seis municipios, cinco de ellos de la provincia de Ourense, muy cerca de la frontera con Portugal, y uno de la de Lugo. Además, todos, menos uno, cuentan con menos de 2.000 habitantes. De los que tienen más del 10% de su población foránea el único que pasa de los 9.000 habitantes es Burela con el 10,8% de sus 9.524 empadronados.

El concello gallego con la colonia de extranjeros más numerosa en 2017 era Verín (Ourense). Contaba con 13.899 habitantes, de los que 1.363 no eran españoles. Representaban el 9.8% del censo. La mayoría son de origen portugués. El que tenía el mayor porcentaje era Carballeda de Valdeorras: el 18,8% (305 sobre una población de 1.623 personas).

Los 20 ayuntamientos en los que más del 5% de sus habitantes son de otras nacionalidades son una excepción en una comunidad en la que los ciudadanos extranjeros representan el 3,2%. Y desde hace cuatro años se han situado por debajo de las 100.000 personas tras caer durante los últimos cinco ejercicios.

La otra cara de la moneda son los siete ayuntamientos -seis de la provincia de A Coruña y uno de la de Ourense- en los que el porcentaje de vecinos que no tienen la nacionalidad española es mínimo. Por debajo del 0,5%. Son concellos, la mayoría pequeños (solo Mazaricos supera los 4.000 habitantes) y del rural, en los que hay empadronados menos de una decena de extranjeros.

Los casos más extremos son Vilasantar (1.241 habitantes), Frades (2.422) y Dodro (2.832) en los que los empadronados de otras nacionalidades están entre cinco y siete personas, y sobre todo Muras (648), que solo cuenta en su censo con dos foráneos.