Son huidos forzosos. Miles de hombres y mujeres se ven obligados a abandonar su casa y poner rumbo a otros países por motivos de seguridad, amenazados por la situación política, económica o social en su tierra, víctimas de las pobres condiciones de vida o de la represión del Gobierno de turno. España es uno de los principales destinos de quienes buscan asilo. Tras Alemania, Italia, Francia, Grecia y el Reino Unido, España es el país de la UE con más solicitudes de protección internacional: casi 32.000 presentadas en 2017, un cifra récord desde que se aprobó la ley de asilo en 1984 y que supone casi el doble que las registradas el año anterior. Galicia no es una excepción en esta acelerada escapada por motivos políticos, de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, de género u orientación sexual.

En 2016, último año del que el Ministerio del Interior dispone de datos detallados por comunidades autónomas, un total de 194 inmigrantes buscaron refugio en Galicia, más del 70% de ciudadanos venezolanos, un balance sin precedentes y que supone cuatro veces más que las 45 peticiones de protección recibidas solo un año atrás. O lo que es lo mismo, la comunidad gallega recibe una solicitud de refugio cada dos días y en el conjunto del país son ya casi 90 diarias.

En solo cinco años las demandas en Galicia alcanzaron las 272, de las que más del 70% de todo este periodo se concentraron en 2016, ejercicio en el que las peticiones se multiplicaron por veinte respecto a hace un lustro. Esta tendencia supera el repunte registrado en el conjunto del país, que entre 2013 y 2017 se ha septuplicado.

Carpetazo

Pero al grueso de las demandas de asilo se les da carpetazo. El año pasado, España dio protección a poco más de una de cada tres solicitudes resueltas, un balance que la coloca por debajo de la media europea, 35% frente a 45%, en el reconocimiento del derecho de asilo, según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

"El porcentaje de solicitudes denegadas en Galicia llega en muchos casos al 100%, como es el caso de los venezolanos", lamenta Xurxo Martiz, responsable de Migración de la CIG. A los solicitantes con la demanda de protección rechazada "se les invita a abandonar" España. "Tienen varias vías para arreglar su situación administrativa gracias al paso del tiempo ya que suelen pasar varios años desde la petición hasta la resolución denegatoria; bien mediante un arraigo social o un arraigo familiar", destaca Martiz, analista especializado en el exilio político y económico gallego a Latinoamérica y en temas migratorios.

Mientras las solicitudes de quienes huyen de la guerra en Siria y del conflicto en el este de Ucrania con Rusia se han mantenido estables en los últimos años, las demandas de ciudadanos de Latinoamérica han experimentado un incremento. Desde 2016 Venezuela ocupa la primera posición. Y con mucha diferencia. La represión es la causa esgrimida por un creciente número de venezolanos que buscan refugio en Galicia.

De las 194 solicitudes presentadas en 2016 en la comunidad gallega, un total de 140 eran de ciudadanos venezolanos -el 72% del total-. Muy de lejos, siguen los demandantes de asilo procedentes de Colombia (16), Ucrania (15) y Siria (10). De Palestina se tramitaron dos peticiones y con un caso completan la lista Argelia, Brasil, Chad, Georgia, Guatemala, Guinea, Honduras, Irán, Israel, Nigeria y Rusia, según recoge el informe del Ministerio del Interior Asilo en cifras 2016.

Por provincias, A Coruña y Pontevedra concentran la mayoría de demandas tramitadas en 2016. Con 63 registradas en el primer caso y 82 en el segundo. En Lugo, se tramitaron 38 y en Ourense, 11.

Las citas para estudiar las causas de los ciudadanos extranjeros solicitantes de asilo en Galicia se demoran de cuatro a cinco meses. "La solicitud se renueva cada seis meses, en el supuesto de no ser resuelta, y puede tardar años. La primera tarjeta de seis meses no da derecho a trabajar, pero la segunda, sí", detalla Xurxo Martiz. Pero la mayoría de las demandas son denegadas.

Martiz relata el periplo de una joven nigeriana residente en Libia a la que le fue denegada la protección internacional tramitada en Galicia. "Tuvo que huir del país, caminando hacia Túnez. Sin papeles, ni de ella ni de sus hijos, llegó a Marruecos y de ahí a España en patera", relata el responsable de Migración de la CIG. Pero finalmente la demanda de protección fue rechazada por non justificar peligro para su vida durante su estancia en Libia ni demostrar su residencia allí. "Esta mujer quedó como Libia: a su suerte y sin nadie que se hiciera responsable de lo que hicieron con ella ni con el país que la recibió", cuestiona Martiz.

Sobre la avalancha de peticiones de asilo procedentes de Venezuela, apunta que la ausencia de visado para entrar en España hace que Galicia sea un referente para los venezolanos. "La abierta posición antichavista de los gobiernos del PP, tanto a nivel estatal como en la Xunta, y su apoyo abierto a toda la oposición venezolana creó una falsa expectativa entre la población venezolana, que pensó que en España recibirían asilo solo por ser votante antichavista o por la situación económica del país caribeño", relata Martiz.