Cuatro años, ocho meses y veintiocho días. No es una condena. Es el tiempo transcurrido entre el último encuentro público del exalcalde de A Coruña Francisco Vázquez y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. La anterior ocasión había sido para presentar en la ciudad al partido naranja con motivo de las elecciones europeas de 2014. Ayer, mismos protagonistas y mismo lugar: Palexco. Pero algunas diferencias.

Esta vez, Ciudadanos optó por el salón de actos grande, que llenó sus 1.200 butacas. Llegaron cuatro autobuses de Lugo, Ourense y Pontevedra. Hace más de cuatro años había elegido para su mitin una de las salas pequeñas del recinto a la que acudieron poco más de 200 personas.

En 2014, Francisco Vázquez ofreció su apoyo a Ciudadanos al acudir al acto, escogió sentarse en primera fila, pero no realizó ninguna intervención. Ayer, dio un paso más y compartió escenario durante más de hora y media con el líder de Ciudadanos.

El único tema sobre la mesa: "El futuro del constitucionalismo español". Ninguna referencia al posible apoyo del exalcalde socialista a la formación naranja en las elecciones locales del próximo mes de mayo. Ninguna. Es más, en una de sus intervenciones Francisco Vázquez le recordó a Rivera que tenían "distintas posiciones". Sus palabras fueron acompañadas de un giro de su cuerpo para mirar a los ojos al presidente de Ciudadanos.

El exalcalde llegó a Palexco un cuarto de hora antes del comienzo del coloquio acompañado de su mujer, Carmen de la Iglesia, y de una de sus nietas. Entre el público, caras conocidas: el exdirector general de Inditex, Juan Carlos Rodríguez Cebrián; el concejal popular en el Ayuntamiento de A Coruña Francisco Mourelo; el presidente del Club Financiero Atlántico, Mariano Gómez-Ulla, o el empresario Venancio Salcines.

33

Francisco Vázquez, en un acto en A Coruña con Ciudadanos

Ante ellos, un escenario sobrio con iluminación naranja. Tres butacas de un blanco inmaculado, tres banderas (la gallega, la española y la europea) y el logotipo de Ciudadanos (C's) en grandes letras de un metro de altura, que, misteriosamente y minutos antes de que empezase el coloquio, fueron retiradas por dos personas de la organización. De esta forma, no había ninguna referencia al partido en el decorado, salvo un pequeño logotipo en la pantalla casi imperceptible.

El subtítulo del coloquio era "Encuentro con Albert Rivera y Paco Vázquez". Y eso es lo que fue. Un encuentro. Un encuentro, como recordó el líder de Ciudadanos entre "un socialdemócrata y un liberal de generaciones distintas", con numerosas coincidencias entre ambos políticos. El exalcalde, al que tanto la moderadora como el presidente de Ciudadanos se refirieron siempre como Paco Vázquez, reiteró en varias ocasiones el afecto y admiración que sentía por Rivera y lo elevó a la categoría de referente en la defensa del constitucionalismo y la unidad de España.

Ni un solo amago de discrepancias entre ambos políticos. Ni un solo momento de desacuerdo. Ni cuando Albert Rivera atacó con dureza al PSOE: "Están mercadeando escaños que apoyen a Sánchez por privilegios de los que están en la cárcel", criticó en referencia a los líderes del procés catalán. Vázquez atizó más el fuego. "En el tema de los indultos subyace algo muy grave. Para mantenerse en el poder se está negociando la integridad de España. Lo grave es negociar para buscar el interés personal", censuró el exalcalde socialista. Aplausos de los asistentes.

De nuevo arrancó otra ovación cuando reconoció que era un crispador: "Yo soy un crispador y a mucha honra. ¿Es crispar gritar Viva España? ¿Es crispar decir que Alsasua es España?".

Y de nuevo criticó a los dirigentes de su partido cuando aseguró que cometen un error aquellos que "sometan su acción política al griterío de las minorías". Por eso rechazó alianzas "con los que quieren destruir el sistema y presentar un modelo ajeno a los valores democráticos". Francisco Vázquez esgrimió numerosas coincidencias con Albert Rivera, como condicionar una reforma de la Constitución a un mayor centralismo que permita terminar con, entre otros temas, la "enseñanza sectaria" de la realidad estatal que se hace en algunas comunidades.

Al igual que había hecho Rivera minutos antes, el exalcalde socialista cargó contra las injerencias del Gobierno central en el proceso judicial abierto contra los líderes del proceso independentista catalán y lamentó que se transmita la "sensación de que para mantenerse en el poder lo que se está negociando es la propia idea de España". Y para terminar criticó la "mal llamada ley de memoria histórica que no es más que revanchismo". Ovación de los seguidores de Ciudadanos.