Los ministros de Pesca de la Unión Europea pactaron ayer las posibilidades de captura para especies de profundidad, que incluyen un recorte del 10% para las capturas de besugo del Cantábrico y Golfo de Vizcaya y de alfonsinos en 2019 y 2020, frente a las reducciones superiores que había planteado la Comisión Europea.

En el caso del besugo, Bruselas proponía reducir un 20% la cuota en 2019 y otro 20% un año después. En opinión del Gobierno español, el recorte del 10% acordado tanto para el próximo año como para el siguiente -en 2020 solo se permitirán capturas accesorias- supone por tanto "una gran mejora" con respecto a la propuesta de Bruselas y permite mantener la actividad de la flota española, según ha destacado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en un comunicado. A cambio, España se ha comprometido a adoptar medidas adicionales de gestión para esta especie, como por ejemplo el establecimiento de zonas vedadas para la protección de los juveniles.

Con respecto a los alfonsinos -un pescado similar al besugo pero de menor tamaño conocido también como rey o birrey-, otra "prioridad" para el Ejecutivo español, el acuerdo de los Veintiocho suaviza el recorte hasta el 10% frente a la disminución del 20% por la que abogaba la Comisión.

El interés de España en este stock es que puede convertirse en una especie de estrangulamiento, que son aquellas que obligan a un buque a dejar de pescar su especie principal porque ha agotado las posibilidades de pesca para una especie secundaria para la que tenía una cuota baja. El pacto definitivo para especies de profundidad no incluye variaciones "significativas" para el resto de especies en relación a la propuesta inicial del Ejecutivo comunitario, que excluía la bertorella (o brótola) en esta ocasión a petición de España. Por último, se mantendrá cerrada la pesquería de tiburones de profundidad, aunque se permitirán los descartes de los ejemplares accesorios que se capturen de estos stocks.

El mes pasado, la Comisión presentó su propuesta de recortes en las cuotas de pesca de especies de aguas profundas, en la que hablaba de reducciones de entre el 6% y el 78% para el sable negro, el alfonsino, el besugo o el granadero. El objetivo, según la defendía el Ejecutivo europeo, era invitar a los estados miembros a "aplicar un enfoque de precaución para prevenir la preocupante situación" de estos recursos pesqueros.