En la tercera jornada de huelga, los funcionarios de prisiones en Galicia recrudecieron sus protestas y las medidas de presión para forzar el diálogo con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y lograr que se atiendan sus reclamaciones: mayor seguridad en los penales (el ratio es de unos 120 presos por trabajador, un déficit de personal que en los últimos años se ha traducido en un aumento de las agresiones graves del 80%), refuerzo del personal y cobertura de vacantes (las plazas sin cubrir ya alcanzan el 15%) y aumento salarial (los empleados públicos de los centro penitenciarios en Cataluña cobran unos 500 euros más por el mismo trabajo, diferencia que aumenta en puestos como encargado o jefe de servicios).

A 48 horas de finalizar los paros en los penales de toda España, los empleados en las prisiones gallegas volvieron a impedir el acceso de familiares que iban a ver a sus allegados presos y también la salida de los furgones con reclusos que tenían cita en los juzgados, no permitieron la entrada de los proveedores, bloquearon los servicios mínimos e incluso quemaron neumáticos y cortaron alguna carretera. En Teixeiro, la tensión por la situación de bloqueo protagonizado por 160 trabajadores llevó a las puertas de la cárcel a 14 furgones antidisturbios de la Guardia Civil para permitir el relevo del turno de noche al de día, que no se produjo hasta pasado el mediodía. La actuación de los trabajadores que secundaron la protesta fue de resistencia pero el bloqueo de los accesos se desarrolló de manera pacífica.

El recrudecimiento de las protestas provocó momentos de tensión entre la Guardia Civil y los trabajadores en huelga. "Nos grabaron mientras esperaban refuerzos y enviaron a 14 coches antidisturbios de la Guardia Civil, que entraron en los autobuses para bajar a los servicios mínimos", comentaban a media mañana funcionarios que secundaron la huelga en Teixeiro, que ante la crispación entre los piquetes informativos y los agentes se les amenazó con identificar a todos los trabajadores que secundaron la protesta. Durante la jornada de ayer, la participación en el paro en las prisiones gallegas superó de nuevo el 90% en el turno de día y llegó al 100% durante la noche.

Los funcionarios en Teixeiro montaron una barricada con contenedores y bidones a la entrada del penal para evitar la entrada de los servicios mínimos. Tras varios minutos de tensión y careo con los antidisturbios, los trabajadores del turno de mañana accedieron al penal cerca de las 12.30 horas. "La Guardia Civil abrió hueco entre los trabajadores en huelga y los servicios mínimos entraron, pero no se permitieron ni comunicaciones ni diligencias. Los mandos tuvieron que ir a los módulos [ante la falta de servicios mínimos]", relatan trabajadores en el penal coruñés.

Desde el colectivo de funcionarios en huelga en Teixeiro advirtieron de que los agentes actuaron en el interior del recinto, área en la que no pueden intervenir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En este caso accedieron, según lamentan los trabajadores, por una autorización del director del centro penitenciario.

En la cárcel de Monterroso, alrededor de 100 funcionarios quemaron neumáticos y cortaron la N-640 entre Vigo y Vegadeo, en Asturias. A mediodía ya había 3 kilómetros de retenciones. Los trabajadores denuncian que hay saturación en los centros penitenciarios y que no se cubren las jubilaciones.

La plataforma convocante de la huelga, integrada por los sindicatos CSIF, Acaip, UGT y Comisiones Obreras y que se prolongará hasta hoy martes, reivindica al Gobierno central una reposición de más 3.500 efectivos -en el caso de Teixeiro, con un total de 430 trabajadores y 1.250 internos, las vacantes alcanzan ya el 15%-. y una subida salarial proporcional como la que han conseguido los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como un paso del Grupo C al B a través de la Escuela de Estudios Penitenciarios y mayor reconocimiento social.