El negocio de los entierros y de las incineradoras está en auge. Aunque los precios varían, en función también de si se tiene o no un seguro de decesos, un entierro puede rondar de media los 3.500 euros en Galicia, mientras, que la incineración bajó con respecto a años anteriores, y ahora se sitúa en los 600 euros, tal y como indican responsables de funerarias. Hay quien gasta menos y también más, porque hoy en día además del féretro, las coronas... a lo más tradicional se le unen, en algunos casos, música en directo durante la ceremonia, incorporación de las nuevas tecnologías que permiten dejar condolencias en la web o incluso, flores virtuales, aunque esto siga siendo, por ahora, poco conocido en la comarca.

"Todavía tenemos mucho panteón. Ahora que las familias jóvenes ya no los tienen, ni tienen idea de hacerlos, ni de comprarlos y otra cuestión, que influye mucho, es la movilidad que tienen las familias", señala el responsable de una funeraria, que añade que "porque los hijos muchos ya no se quedan a vivir en el mismo pueblo que los padres, por lo que no quieren hacer nichos en muchos sitios, ya casi nadie piensa en eso". Aunque indica que los gallegos siguen estando muy arraigados con el tema cementerios, aclara que en las ciudades mucho menos.

A los gastos del propio entierro, se suman otros a posteriori en cuanto a las lápidas, para dejar grabado el nombre del fallecido. Aquí también hay múltiples posibilidades y precios. Hay grabaciones de lápidas en mármol y en granito, muchas completamente personalizadas, y las placas de acero inoxidable y en bronce. Lo que más se demanda en la comarca, tal y como indican desde la empresa gallega, son las placas porque son lo más económico. Así, aunque depende del tamaño y del material, las hay a partir de 60 euros y se colocan directamente. Mientras, las lápidas de mármol y granito, lleva más tiempo realizarlas, y tienen un precio a partir de los 180 euros. Aquí se graban distintas frases, algunas ya pensadas por la propia familia y otras elegidas de un catálogo variado.

Ecológicos hasta la muerte

En una provincia como Ourense con gran tradición en la fabricación de ataúdes, los hermanos Gallego, Víctor, Manuel y Eduardo, segunda generación de una firma que fundó su padre hace 43 años, Grupo Ataúdes Gallego de Arenteiro en Piñor (Ourense) son, pese a liderar una pyme de poco más de 30 trabajadores, los líderes de la exportación. Con una producción que oscila entre los 10.000 y 12.000 ataúdes al año, tienen un catálogo adaptado al cliente tan diverso como sus mercados y a los gustos de las empresas del país de destino de sus exportaciones, que son sobre todo los países del mercado latino.

Aunque no gustan hablar de cifras, dicen los expertos del sector que de cada 10 ataúdes que salen de Galicia al mundo, ocho son de Ataúdes Gallego. Además, es una de las "cuatro fábricas que hay en España, y única de Galicia", puntualiza Lalo Arce, que tienen certificado de producto 100% ecológico, y eso empieza incluso por el origen de la madera en que van fabricados y en los productos que se utilizan que no afectan tampoco al trabajador en el proceso productivo explican.

El destino de sus productos "es ese mercado latino que exige exclusividad y calidad y que además puede importar containers enteros, por eso aunque también venden en España los grandes importadores son grandes holdings funerarios del otro lado del Atlántico" afirma.