Al margen del plan anual de trabajo, en el que el Consello de Contas se marca los objetivos para cada ejercicio, el órgano fiscalizador de la comunidad autónoma también tiene un programa de actuaciones cuatrienal, la primera vez que lo hace desde que se creó.

Sin desatender su principal labor, que es la de fiscalizar las cuentas públicas de las distintas administraciones, el Consello de Contas reforzará las llamadas auditorías operativas. Se trata de un mecanismo de control que tiene por objeto principal evaluar la eficacia, el funcionamiento y los resultados de las políticas públicas, al margen de los aspectos contables. Lo que hará el órgano fiscalizador será centrarse en la sanidad, la educación y los servicios sociales porque "son las áreas que preocupan a la ciudadanía".

En el pasado ya se hacían este tipo de evaluaciones, pero de forma puntual sobre aspectos concretos. Ahora esta vía de intervención se ha incorporado de forma estable a sus funciones.

Así, aparece recogida como una línea de actuación consolidada en su Plan Estratégico, el primero que hace en su historia el órgano fiscalizador de la comunidad autónoma y en el que se fija una planificación a medio plazo, para un periodo no inferior a tres años, que en este caso va de 2019 a 2022. En esta primera campaña, la evaluación se centrará "en las áreas de gestión que preocupan a la ciudadanía, como son la sanidad, la educación y los servicios sociales". No obstante, en el radar del Consello de Contas también figura el gasto destinado a las infraestructuras y el método que se emplea para su financiación.