Juan Carlos Torre Alonso (Ciaño, Langreo, 1958) es profesor universitario y ejerce como coordinador nacional del Grupo de estudio de las espondiloartritis de la Sociedad Española de Reumatología.

-¿Cuáles serán los rasgos definitorios de la reumatología del futuro?

-Será una reumatología basada en cuatro pilares básicos, en las cuatro p. Predictiva: genes y proteínas. Preventiva: estilos de vida. Personalizada: fármacos específicos para cada paciente. Participativa: el paciente participa en las decisiones sobre su propia salud.

-¿Cómo ha visto evolucionar su especialidad?

-El progreso en las dos últimas décadas ha sido espectacular. Los avances sin precedentes en el campo de la biología molecular han permitido desarrollar tratamientos específicos que permiten el control de los síntomas, evitan la progresión del daño estructural y mejoran la calidad de vida de los pacientes. Una revolución total.

-Numerosos trastornos reumatológicos parecen imposibles de resolver. ¿Se siente frustrado en alguna ocasión?

-En muchas. En las enfermedades degenerativas y en las de partes blandas, como la fibromialgia, a pesar de los esfuerzos investigadores aún no hemos encontrado los mecanismos fisiopatológicos que causan dolor, daño y discapacidad. Aún no tenemos tratamientos eficaces.

-Los fármacos biológicos han aportado mucho...

-Gracias a las terapias biológicas, el pronóstico de las enfermedades reumáticas inmunomediadas ha sufrido un profundo cambio. Enfermedades como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o la espondilitis anquilosante, hace 20 o 30 años parecían intratables. Hoy disponemos de fármacos dirigidos específicamente a una determinada diana, que puede ser una citoquina, un receptor o una molécula de superficie celular, que está expresamente implicada en el proceso fisiopatológico de una determinada enfermedad. Hemos pasado de los tratamientos inmunosupresores inespecíficos a las terapias con diana específica para una enfermedad concreta. Esto supone un avance más hacia una medicina personalizada.

-¿Principales retos?

-El mayor es conseguir fármacos específicos no ya para una enfermedad, sino para un determinado paciente. Los datos genómicos, proteómicos y los comunicados por el paciente nos ayudarán a elegir ese fármaco que sea eficaz en ese paciente, y además que no tenga efectos secundarios. Los análisis de big data serán claves para ello. Se acabará la medicina de talla única. Iniciaremos la era de la medicina de precisión. Basta recordar que, a pesar del gran avance que supusieron los fármacos biológicos, casi un 30% de los pacientes no responde adecuadamente y un 20% tiene efectos adversos.

-¿Será posible en el futuro pagar el alto coste de los nuevos medicamentos?

-A pesar de su elevado precio relativo, se considera que los biológicos valen lo que cuestan siempre que sean administrados a los pacientes adecuados, es decir, en aquellos en los que las terapias convencionales son ineficaces, y que además logren los resultados clínicos deseados. Además, debemos tener en cuenta el valor añadido que aportan en el sentido de discapacidad, costes indirectos...

-¿Con qué criterios debe aprobarse la financiación pública de los nuevos tratamientos reumatológicos?

-Con criterios de coste-efectividad con el fin de obtener mejores resultados de salud en el sentido más amplio. Deberán ser eficaces y valiosos para el paciente y para la sociedad, respetando los aspectos de equidad y sostenibilidad del sistema. Se deberán tener en cuenta aspectos innovadores con mejoras sustanciales respecto a lo que existe o en patologías que aún no tienen tratamiento eficaz.

-¿Cuándo decidió que quería ser médico?

-En mi familia no había ninguna persona relacionada con la medicina. Lo que despertó mi vocación fue una charla divulgativa en el último curso (COU). A partir de ahí decidí ser médico. En quinto de Medicina decidí ser reumatólogo.

-La profesión le satisface o se considera entre los médicos quemados .

-Me ilusiona como el primer día. Es una profesión apasionante. Me encanta la asistencia, ayudar a la persona enferma, pero también la docencia de futuros médicos y la investigación.

-¿Introduciría cambios sustanciales en las enseñanzas de Medicina?

-Los cambios vienen dados y serán más acusados en el futuro por la implantación de las nuevas tecnologías de la comunicación e información. Me refiero no solo a las clases teóricas, sino fundamentalmente a las habilidades. La simulación de casos prácticos ayudará a una formación más completa y mejor. Técnicamente, los alumnos salen bien preparados, como lo demuestra año tras año el examen MIR. Convendría, no obstante, reforzar aspectos de relación médico-paciente: la empatía, la comunicación...