En Marea renunció a casi 200.000 euros para sufragar sus gastos ordinarios en 2017 que le correspondían por su resultado electoral en las autonómicas de un año antes, cita en la que debutó como heredera de AGE. La ley de financiación de partidos de Galicia de 2015 abrió una inédita vía de ingresos para las formaciones con asiento en el Parlamento, destinados a cubrir su día a día siempre que se justificase el destino de cada euro.

PP, En Marea, PSdeG y BNG se repartieron 1,8 millones de euros de los dos presupuestados para esta cuestión, tras la decisión del partido liderado por Luís Villares de no agotar su crédito y realizar un "uso eficiente de los recursos públicos". Lo mismo hizo en la que fue su primera campaña electoral, en la que no exprimió el medio millón disponible para costes ordinarios, ahorrando 125.000 euros, según el informe del Consello de Contas.

La citada norma -aprobada por el PP en solitario, con la abstención socialista y el rechazo de AGE y BNG- supuso una inyección extra de dinero para los partidos gallegos, si bien la Xunta, impulsora del proyecto legal, justificó el blindaje de estos fondos por la necesidad de compensar las nuevas limitaciones a las donaciones privadas, cuestión que fue regulada a nivel estatal.

En 2015, el Ejecutivo gallego no solo elevó un 30% las ayudas para gastos electorales respecto a las cifras de 2012, recuperando así los niveles de 2009, sino que estableció así un nuevo fondo a repartir entre los partidos con escaños cuya cuantía se fijaría cada año.

El montante ascendió a dos millones en 2016, primer año de aplicación de la norma, y así se ha mantenido. Para repartirlo se establecieron dos criterios: el 60% se distribuiría en función de los votos obtenidos y el 40%, de los asientos en O Hórreo. Se trata de un sistema similar al aplicado por el Gobierno central a las fuerzas con representación en las Cortes. El Diario Oficial de Galicia (DOG) cumplió ayer la obligación legal de publicar las asignaciones de los gastos para funcionamiento ordinario, como personal, inmuebles o luz, y que pretendía blindar a las organizaciones de las crisis económicas que vivieron PSdeG y BNG por sus batacazos electorales y consiguientes descensos de asignaciones, causando despidos en ambas fuerzas.

El PP fue el principal beneficiario de ese fondo en 2017 al obtener 1.052.113 euros, que le correspondían por sus 682.150 votos en los comicios de septiembre de 2016 y sus 41 escaños en un hemiciclo de 75. Respecto a los fondos del primer año de aplicación de este sistema, que tomó como referencia los comicios de 2012, ingresó 7.041 euros más. En segundo lugar se situó el PSdeG, con 380.393 euros -obtuvo 14 diputados y 256.381 apoyos-, a pesar de que el liderazgo de la oposición lo ostenta En Marea, con los mismos diputados, pero 17.142 papeletas más.

La formación rupturista de Villares justificó solo el gasto de 199.764 euros, por lo que renunció a los 196.078 adicionales a los que tenía derecho por sus resultados. "No necesitamos más dinero. Realizamos un uso más eficiente y responsable de los recursos públicos", explican fuentes de En Marea, nacida dos meses antes de los comicios de 2016 y, por tanto, con una exigua estructura.

Respecto a AGE, la coalición de Anova y Esquerda Unida que sirvió de germen del partido instrumental, la aportación en 2017 se redujo 80.804 euros, a pesar de que podía haber aumentado 115.274. Aquella obtuvo nueve diputados en 2012, si bien perdió tres, que partieron al grupo mixto por desavenencias internas.

La comparación con la cuantía de los cheques mensuales para gastos corrientes entre 2016 y 2017 resulta negativa para PSdeG y BNG, cuyas pérdidas de votos les pasan factura. Los socialistas ingresaron 85.096 euros menos durante todo el año, mientras que los nacionalistas percibieron 37.221 menos. Perdieron cuatro escaños y 41.203 votos, en el primer caso, y un diputado y 26.581 papeletas, en el segundo, en 2016 en comparación con 2012. En 2017, el Bloque percibió 171.649 euros.