La crisis pasó factura a las ya raquíticas plantillas policiales de todo el país. Con la congelación de la convocatoria de nuevas plazas, las unidades policiales operaron al límite durante los últimos años y, en consecuencia, esa falta de personal tuvo consecuencias en el día a día de las patrullas y los equipos de investigación. En la actualidad, la plantilla de la Policía Nacional en Galicia es de 2.314 agentes, aunque según la ratio que maneja el Ministerio del Interior en relación al número de habitantes debería alcanzar los 2.980, o que supone un déficit de 666 plazas. Es decir el 22,3% de los puestos están sin cubrir, una brecha tres puntos por encima de la media nacional, según denunciaron ayer desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP). "Nos encontramos en el peor escenario de los últimos diez años", denunciaron ayer en una rueda de prensa celebrada en Santiago.

¿Los efectos de esta plantilla deficitaria? Los agentes advierten de la merma en las labores de prevención, el retraso en las investigaciones, el aumento del tiempo de espera y de reacción cuando se produce un requerimiento.

Para tratar de corregir el déficit que arrastra la plantilla en el cuerpo nacional de Policía, el secretario general del SUP en Galicia, Roberto González, y la responsable de Organización, Sandra Castro, pusieron sobre la mesa la necesidad de que el próximo concurso de méritos incluya la convocatoria de 250 plazas para la comunidad ya que, según advirtieron, está en juego "la seguridad ciudadana". "Esto significaría reducir casi un 40% de déficit que hay en la actualidad y permitiría iniciar el año 2019 con garantías, toda vez que estos funcionarios ya se podrían incorporar a las plantillas", detalló Roberto González. Ante el elevado número de plazas sin cubrir, los responsables del sindicato policial reclamaron al delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, y al jefe superior de Policía, Manuel Vázquez, que hagan las gestiones "pertinentes" para "satisfacer los intereses" de muchos agentes que actualmente prestan servicio fuera de la comunidad y que desean regresar.

Estas carencias afectan a las comisarías de toda la geografía gallega y aumentaron durante los últimos diez años. En el caso de la ciudad de A Coruña, eran 761 los agentes que había en 2010, una cifra que a finales de 2018 cayó a 735. En Vigo, se pasó de 635 efectivos en 2012 a solo 582 en la actualidad.

Desde el SUP atribuyeron esta merma en las plantillas de la Policía Nacional a la reducción del número de plazas convocadas durante los años de crisis, lo que provocó que las nuevas vacantes fuesen insuficientes para cubrir la tasa de reposición en un cuerpo en el que unos 100 agentes dejar de prestar servicio cada año en Galicia.

El día a día en las comisarías de la comunidad es de una "situación precaria" que "lastra el día a día", según denuncian desde el SUP. Una de las consecuencias de este déficit, tal y como apunta Sandra Castro, es la ralentización de las investigaciones, como la detección de puntos de menudeo de drogas porque el personal encargado no puede "llegar a todo" cuando también debe realizar custodias hospitalarias, presencias judiciales o labores de seguridad. "Galicia es una de las comunidad más seguras pero no podemos dejar de mano la cobertura de las plantillas", cuestiona Castro, que denuncia que las esperas de "horas" para presentar una denuncia en comisaría se han vuelto habituales, así como la desviación de labores a otros cuerpos como la Policía Local.