Colisión con otro vehículo en un semáforo, abolladura en el parachoques al aparcar o tras una salida de vía y choque contra el guardarraíl, daños en los bajos o el capó tras la irrupción de un animal en la calzada... No hay día en que las carreteras gallegas no registren un accidente leve que acaban con el vehículo en el taller. Los golpes de chapa y pintura en 2018 alcanzaron su cota más alta en los últimos ocho años. En la comunidad gallega se registraron el año pasado más de 116.000 siniestros viarios leves, es decir que no ocasionaron lesión alguna al conductor o a los pasajeros. Este balance se traduce en una media de 320 accidentes de este tipo cada día y suponen el 6% de los más de 1,92 millones contabilizados en el conjunto del país, según el informe publicado ayer por la patronal aseguradora Unespa.

En el mapa nacional, las provincias de A Coruña y Pontevedra están en los primeros puestos de golpes diarios de chapa y pintura. Los conductores coruñeses son los décimos del país con más siniestros de este tipo con una media de 136 cada día y los pontevedreses, los décimo terceros con 119. Hacia el final de la tabla, se colocan Lugo, en el puesto 39 con 33 accidentes sin lesiones diarios y Ourense, en el 41 con una media de 31 percances al volante.

Las estadísticas de la siniestralidad viaria leve colocan a Galicia en el quinto puesto del ranking nacional, por detrás de Andalucía (más de 376.000), Cataluña (cerca de 293.000), Madrid (274.409) y Comunidad Valenciana (más de 209.500). Si se tienen en cuenta las colisiones leves registradas en cada territorio por cada 100.000 habitantes, los conductores gallegos ocupan también el quinto lugar en la tabla autonómica, con una tasa media de 4.320 -casi un 5% por encima del índice del conjunto nacional, que es de 4.120-. A la cabeza de siniestros sin heridos por cada 100.000 habitantes se sitúa Baleares (5.220), seguida de Cantabria (5.030), Andalucía (4.470) y Canarias (4.450).

En Galicia, A Coruña es la provincia que concentra la mayoría de los siniestros de este tipo: casi 49.800, lo que representa el 43% del total en la comunidad. Le sigue de cerca Pontevedra, con más de 43.300. Y lejos de estas cifras, cierran la lista gallega Lugo (poco más de 12.000) y Ourense (apenas 11.500). Sin embargo fue esta última la que experimentó un mayor aumento en el último año (3,23%), junto con A Coruña (2,38%). Y finalmente, Lugo (1,81%) y Pontevedra (0,87%).

Crisis y siniestralidad

Loas accidentes al volante leves son típicos del tráfico urbano y su volumen es reflejo de la situación económica de un país. Así, en momentos de bonanza se producen más colisiones ya que hay un mayor número de vehículos en carretera. Sin embargo en años de crisis, baja la siniestralidad porque no se sale tan a menudo con el coche por los gastos de consumo y mantenimiento que acarrea. En España, los golpes de chapa tocaron fondo en 2013 y desde entonces no han dejado de crecer, según el balance de Unespa. En el conjunto del país, las colisiones leves en 2018 experimentaron un ligero repunte respecto al ejercicio anterior (0,11%). Pero en el caso de Galicia el aumento está por encima de la media: 1,84%.

Este tipo de siniestros solo bajó el año pasado en cuatro comunidades: Asturias (-2,05%), País Vasco (-0,96%) Castilla-La Mancha (-0,64%) y Navarra (-0,59%).

Por provincias, destaca el crecimiento que protagonizaron los conductores en Segovia (más de un 8%), Soria (5,33%) y Salamanca (4,38%). En el extremo opuesto, están Albacete, Teruel y Guipúzcoa, con unas caídas del 2,7%, 2,3% y 2,1%, respectivamente.