La Asociación Animalista Libera y la Fundación Franz Weber han propuesto el establecimiento de un impuesto especial a la caza "para contrarrestar su terrible impacto sobre el medio natural y sobre los animales". Cada año se vierten sobre los montes gallegos "cientos de miles de perdigones de plomo", un metal "altamente tóxico" que, según los animalistas, "contamina acuíferos, pastos y a los propios animales". "Este metal pesado es nocivo para las personas que consumen carne de caza, tal y como señaló de manera reciente la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas", apunta Libera.

Con respecto a la munición de plomo, "tan solo está prohibido su uso en humedales" por lo que el resto de espacios "están a merced de los escopeteros".