Desde la antigüedad, el Camino de Santiago es una ruta que hacen sobre todo los hombres. Los peligros de los caminos provocaban que las mujeres fueran reticentes a recorrerlos y menos solas. Más cerca en el tiempo, desde la revitalización de la ruta a principio de los años 90, ocurría lo mismo aunque en los últimos años el número de mujeres ha ido en aumento y cada año se van igualando los porcentajes. En 2018, hombres y mujeres peregrinaron casi a la par (50,3% los primeros y 49,6% las segundas), y se observa por primera vez que en algunos meses (abril, septiembre y octubre) el número de mujeres superó al de varones.

En cuanto a la edad de los peregrinos, más de la mitad (el 55%) se sitúa entre los 30 y los 60 años. Sin embargo, es significativo el número de jóvenes menores de 30 años que hace el Camino, un 27%, porcentaje que se mantiene en los últimos años. Hacen la ruta sobre todo en grupo y verano. El 18% restante corresponde a mayores de 60 años.

Por su procedencia, los andaluces y los madrileños se sitúan a la cabeza y en cuanto a los extranjeros son los italianos, como sucede en los últimos años, los que más recorren el Camino seguidos de los alemanes (procedencia mayoritaria hasta hace poco tiempo) y estadounidenses, cuyo número ha ido en aumento en los últimos cinco años. Mención especial merece el incremento exponencial de los peregrinos asiáticos. Por ejemplo, los coreanos han multiplicado por cinco su presencia en el Camino desde 2009 y fue la novena nacionalidad que más peregrinos aportó en 2018.