En la campaña de las municipales de 2015, miembros del BNG repartían propaganda electoral en la plaza de O Toural de Santiago, a escasos metros de la que entonces se convirtió en sede de Compostela Aberta, primero, y de En Marea, después. En ese enclave tan simbólico coincidieron con Martiño Noriega, ex del Bloque y que sería finalmente el más votado en los comicios y alcalde en el debut de las mareas. "Dicen que son nuevos, pero llevan en política desde hace años", protestó entre dientes un miembro de la formación frentista hoy fuera de la primera línea. Hoy el Bloque aspira a dar el primer paso para abandonar su travesía del desierto, que lo dejó sin presencia en las Cortes y con caídas autonómicas y municipales, y lo hace sin fisuras internas mientras el proyecto fundado por sus antiguos compañeros hace aguas. Por eso, el nacionalismo tiende la mano a quien quiera sumarse a su proyecto.

La líder frentista, Ana Pontón, utilizó ayer la reciente votación de los presupuestos estatales, cuyo rechazo desencadenó el adelanto de las generales al 28 de abril, para meter en el mismo saco a PSOE, PP y En Marea. Ante la división en esta última, abogó por abrir las puertas del Bloque a quien rechace la dependencia de partidos estatales. De momento ya tiene fecha límite para cualquier acercamiento: el 9 de marzo prevé aprobar sus listas.

"Quedó en evidencia que si el PP discriminaba a nuestro país, los pactos del PSOE con Podemos y En Marea lo que dieron fue continuidad a esa discriminación, con unos presupuestos que eran los más bajos en 17 años", alegó ayer Pontón en Lugo, en el eje de su mensaje hasta el 28-A para tratar de recuperar voz en las Cortes. En 2015 el Bloque logró 70.863 votos, que se redujeron un año después a 44.902, frente a los 410.698 y 344.143 de En Marea, respectivamente. Esta pasó de 6 a 5 escaños. El BNG no logró ninguno.

Esa votación presupuestaria partió de En Marea, que en el Congreso tiene cinco escaños en forma de coalición entre Anova, Podemos y Esquerda Unida. Por un lado, Alexandra Fernández secundó la postura de la dirección del partido instrumental y se sumó al rechazo a las cuentas del Gobierno de Pedro Sánchez, afeando a sus compañeros sumisión a Pablo Iglesias. Por otro, Antón Gómez-Reino, Yolanda Díaz, Miguel Anxo Fernán Vello y Ángela Rodríguez siguieron las órdenes del grupo confederal Unidos Podemos.

Esta crisis aboca a este espacio a dividirse en dos papeletas el 28-A. En Marea-partido, por un lado, y la coalición Anova-Podemos-EU, por otro. Ahí, Pontón lanzó una oferta al primer bloque, en sintonía con la propuesta de Alexandra Fernández de buscar una candidatura gallega lo más amplia posible.

"El Bloque tiene las puertas abiertas a todas las personas que quieran defender los intereses de Galicia, que quieran defender la necesidad de tener fuerzas políticas propias", expuso Pontón, cuya fuerza rechaza de plano cualquier alianza con Podemos y EU. "Lo importante es tener una candidatura fuerte, una candidatura que nos represente, porque hoy el BNG es una organización sólida, con un proyecto claro, abierto a todas las personas y colectivos que quieran poner por delante los intereses de Galicia y la defensa de los derechos sociales y nacionales", concluyó.

Mientras, los cruces de acusaciones prosiguen en En Marea. Su viceportavoz, Ana Seijas, reprochó a los autodenominados "alcaldes del cambio" de A Coruña y Santiago abogar por una coalición para las generales, en sintonía con el bloque crítico con Villares de Anova, Podemos y EU, pero rechazarlas en sus ayuntamientos, pues solo admiten presentarse a las municipales del 26 de mayo con Compostela Aberta y Marea Atlántica, respectivamente. "Lo que es bueno para lo local también lo es para lo nacional", alegó Seijas.

Noriega replicó. "Hacemos una llamada a la unidad más allá de la fórmula y a intentar adaptarse a las circunstancias en un momento histórico", dijo. "La posición constructiva es la que busca la unidad y en este momento lo que se necesita es gente que tienda puentes y no gente que no los tienda", añadió.