El descenso de la natalidad y el envejecimiento poblacional suponen una sangría demográfica imparable en la comunidad gallega. Los síntomas que abocan, a largo plazo, a un despoblamiento generalizado empiezan a despuntar y la tendencia actual indica que hay más muertes que nacimientos, lo que constituye una sociedad compuesta mayoritariamente por personas de edad avanzada. Dentro de este sector de la población se encuentran los centenarios, es decir, los residentes con más de cien años.

Las proyecciones indican que en los próximos quince años el número de personas en Galicia con esta edad se multiplique por cuatro y pase de los 1.109 contabilizados al cierre de 2018 a 4.196 en 2033, según datos del Instituto Galego de Estatística (IGE).

La población centenaria es cada vez más representativa en los estudios demográficos. La cifra de residentes que han superado los cien años aumenta su velocidad, mientras que los datos de natalidad son cada vez más preocupantes. Hace ocho años los nacimientos registrados en Galicia ascendieron a un total de 22.047, mientras que las defunciones fueron 29.749. Por aquel entonces, el número de habitantes correspondiente al mayor rango de edad era de 710, un 56% menos que en 2018 y casi tres veces menos que lo que se prevé para el año 2033.

El aumento de la edad media -de los 42,3 años a principios de siglo a los 46,7-, y de la esperanza de vida -de los 80 años hace una década a los casi 83 actuales- explican la característica más destacada de la población gallega: el envejecimiento. De hecho, los mayores de 65 años ya representan la cuarta parte de la población gallega, y es que hace más de 25 años que Galicia no presenta más nacimientos que defunciones.

En Galicia hay 1.109 personas que en su tarta de cumpleaños tenían tres números en 2018. Son 710 menos que dentro de cinco años, según el IGE, y el triple que hace diez años. Si se comparan las cifras con 2002 -primer año en el que empezaron a publicarse estas estadísticas- la cifra casi se multiplica por cuatro respecto a las apenas 422 personas que superaban esa edad en ese año.

Por provincias, A Coruña es la que contiene el número más alto de habitantes mayores de cien años, con un total de 344 en 2018. En el 2033 serán 1.545, según las proyecciones del IGE. Pontevedra, con 337, pasará a contar con 1.226 en quince años, mientras que Ourense evolucionará de 228 a 771 y la provincia de Lugo de 201 a 654 residentes.

En quince años la comunidad gallega contará con solo 157.200 niños de entre 0 y 9 años, un 26% menos que los 213.848 ahora. Los de 10 a 19 años bajarán también casi un 8%, de 216.338 hasta los 199.000. La mayor caída la sufrirán las personas de entre 30 y 39 años, con un descenso del 36% -pasarán de 369.768 a 235.759-. Esta franja de edad es fundamental para el relevo poblacional, ya que es a los 31 años cuando se tiene el primer hijo en Galicia, según la media. En el avance hacia una sociedad cada vez más envejecida influye el aumento de la esperanza de vida al nacer, con una media de 82,78 años con diferencia entre sexos: 86 años para las mujeres gallegas, casi siete más que los 79,5 para los hombres. En lo que va de siglo y hasta el 2016 los gallegos han ganado 3 años y 3 meses en esperanza de vida al nacer.

A los 65 años en Galicia, la cifra se situó en el año 2016 en los 21,36 años. Es superior en el caso de las mujeres, donde el indicador se sitúa en 23,35 años frente a los 19,11 de los hombres. A los 80 años, la esperanza de vida ya es menor y se sitúa en 10,08. Para las mujeres la cifra aumenta hasta el 10,82, pero en el caso de los hombres desciende a 8,97. En las provincias gallegas, las mujeres ourensanas son las que vivirán más años (86,22), pero en 2016 esa cifra bajó desde los 86,61 años de 2015. En las otras tres provincias, hubo una subida: A Coruña (85,87), Lugo (86,01) y Pontevedra (86,10). En el caso de los hombres, la esperanza de vida es menor en A Coruña (79,19) y Pontevedra (79,65). En cambio, aumentó en Lugo, al pasar de 79,39 a 79,46 años y en Ourense de 79,97 a 80,32.

El espectacular crecimiento del número de centenarios está relacionado no solo con la mejora en la esperanza de vida, sino también con la llegada a la vejez de generaciones más numerosas.