"Voto útil". Ante la inminencia de varias citas electorales consecutivas y la amenaza de ingobernabilidad estatal, el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, apeló ayer a la concentración de apoyos en su formación y así tratar de emular la "estabilidad" de su gobierno en la Xunta y rebajar el peso de las minorías. "Ningún concello, ni Galicia ni España puede ser rehén de ningún partido, ni siquiera del nuestro, ni de una minoría que quiera imponerse a las mayorías", argumentó Feijóo.

El también presidente de la Xunta reunió ayer en Santiago a la plana mayor de su gobierno, pero también a la mayoría de exconselleiros y figuras importantes del partido, para celebrar diez años después las elecciones del 1 de marzo de 2009 que supusieron la primera de sus tres mayorías absolutas consecutivas.

El hoy barón popular que presume de contar con la única mayoría absoluta autonómica de España en una época de fragmentación política llegó a aquella cita electoral ante un cruce de caminos. O el bipartito se consolidaba y su liderazgo postFraga se pondría en duda o tumbaba a la izquierda y abría una nueva era desde San Caetano. Un diputado le concedió la mayoría absoluta y le permitió caminar por esta última vía.

Diez años después, la situación política se ha transformado por el impacto de la crisis económica mundial que obligó a Feijóo a recortar hasta 2.000 millones respecto a la época de bonanza. La irrupción de Podemos y Ciudadanos a nivel estatal y de AGE y En Marea a nivel gallego variaron el tablero político. De la autodenominada "nueva política" se acordó Feijóo, pues criticó a los que "llegan con actitud soberbia dando lecciones y nunca resolviendo nada".

Ante la cercanía con las urnas para votar en las elecciones generales del 28 de abril y las municipales y europeas del 26 de mayo -también autonómicas, salvo en Galicia, Euskadi, Cataluña y Andalucía-, Feijóo insistió en el "voto útil" y contrapuso su gobierno para "mejorar la vida de los gallegos" a los nacionalismos.

"Unos prefieren agitar banderas y nosotros preferimos pagar facturas", comparó en alusión al independentismo y a su gestión, a la que atribuyó el blindaje del "autogobierno gallego" por haber mantenido el equilibrio fiscal y evitar la intervención de las cuentas por parte de la Administración central.

El contexto político también está marcado por la división del centroderecha, no solo con Ciudadanos disputándole electorado al PP, sino por la aparición de Vox tras su éxito en Andalucía. Su triple alianza permitió a los populares desplazar al PSOE de la Junta de Andalucía, por lo que quienes compiten en su espectro político también le ofrecen opciones de pacto.

Aun así, Feijóo insistió en la necesidad de "estabilidad" y pidió el "voto útil" al PP para apostar por un modelo que permita tomar decisiones y no derive en un bloqueo político como el que sucedió a las elecciones generales de 2015 y motivó la repetición e estas medio año después. "Después de la crisis económica no podemos entrar en una crisis institucional. Tenemos que garantizar un gobierno para todos", expuso tras criticar a Pedro Sánchez, al que culpó de la repetición de los comicios.

Como le sucede habitualmente en los últimos años, Feijóo cedió a la emoción. Primero, sentado en el público al ver el vídeo electoral de 2009, en el que aparecía su padre, fallecido en 2016. Luego, en el atril, al nombrar a su hijo, Alberto, que cumplió dos años hace días.

El legado fue una referencia en su discurso. "Tenemos menos paro, más educación, más servicios sociales...", proclamó.