Los restaurantes gallegos estarán obligados a partir del próximo año a ofrecer a sus clientes la comida que no hayan terminado y si estos la aceptan, a entregársela en un recipiente preferiblemente que no sea de un solo uso. Los negocios que no cumplan esta premisa se expondrán a una sanción que podrá llegar a los 900 euros, según establece el borrador de la Lei de residuos e solos contaminados de la Xunta.

La norma que aprobó la semana pasada el Ejecutivo autonómico centra gran parte de su contenido en la lucha contra la presencia del plástico en la vida cotidiana y en la reducción de los desperdicios alimentarios. En este último punto, los restaurantes y negocios de venta de comida, así como los clientes, se enfrentarán a una novedad en las costumbres habituales en Galicia. Los comensales no tendrán que pedir la comida que les haya sobrado, sino que los lugares en que hayan almorzado, cenado o incluso desayunado deberán ofrecérselos.

"Los titulares de establecimientos de restauración [...] están obligados a ofertar la entrega de las fracciones sobrantes de alimentación no consumidas a la persona que contrató el servicio de restauración, preferente en recipientes que no sean de un solo uso. La Xunta fomentará con esta finalidad el empleo de mensaje ambientalmente sostenible", establece el borrador de la ley, a la que ha tenido acceso este periódico y que será sometida a partir de la próxima semana a exposición pública.

Su contenido, por tanto, es susceptible de incorporar modificaciones en la fase de alegaciones y en la tramitación parlamentaria, que se iniciará a finales de año. La previsión a punta a que entre en vigor durante el primer trimestre del próximo año.

La norma considera el incumplimiento de este precepto una infracción leve, al detallar únicamente las acciones punibles graves y muy graves. La sanción para las primeras tendrá un máximo de 900 euros, que llegará hasta los 9.000 si afecta a residuos peligrosos.

La horquilla del castigo, por tanto, queda solo delimitada por arriba. "El órgano que ejerza la potestad sancionadora deberá guardar la adecuada adecuación entre la sanción y el hecho constitutivo de la infracción", añade el borrador de una norma elaborada por la Consellería de Medio Ambiente.

La ley que pretende actualizar la aprobada en 2008 también prohibirá la venta de platos, vasos, cuencos y bandejas alimentarias desechables a partir del año que viene, un año antes del plazo fijado por la Unión Europea. Se salvarán aquellos elementos de menaje compuestos por un 50% de material biodegradable, porcentaje que aumentará al 60% a partir de 2025. Además, Galicia se ajusta a los plazos estatales para la desaparición de las bolsas de plástico, prevista para 2021.

Incumplir estos preceptos relativos al menaje de plástico será considerado una infracción grave, por lo que será castigada con una sanción de 901 a 45.000 euros.

Esta norma ha generado inquietud en el sector de los hosteleros, que rechazan asumir el sobrecoste de contar con envases que no sean desechables para ofrecer la comida sobrante a sus clientes.

El secretario del Clúster de Turismo de Galicia, César Ballesteros, ya adelantó en declaraciones a este periódico esta semana que las alternativas pasan por que el cliente se traiga el táper de casa o que asuma su coste. "Si lo hacen las grandes superficies con las bolsas de plástico, ¿por qué no nosotros con esto?", cuestionó.

Medio Ambiente quiere también establecer un canal de colaboración con los restauradores para minimizar los alimentos a los que no puede dar salida. Para ello, promoverá, según establece la ley, un pacto social "para que tales excedentes sean entregados a organizaciones sociales".

También buscará realizar una "diagnosis sobre las pérdidas y desperdicios alimentarios" del sector, que cada año arroja a la basura más de 3.100 toneladas de comida en buen estado, aplicando los cálculos de un estudio elaborado en 2011 por la Federación Española de Hostelería y Restauración. Esta cifraba en 2,5 kilogramos diarios por restaurante esos desperdicios.