La joven activista LGTB (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) Ada Otero es la primera transexual en formar parte de una candidatura municipal en Galicia. Se presentará con el PSOE de Pontevedra.

-¿Por qué decide entrar en el mundo de la política?

-Comencé a hacer activismo LGTB y me hice muy visible. A través de una ponencia que di sobre la realidad trans en la UNED, el PSOE contactó conmigo para la celebración del Día del Orgullo. -¿E ideológicamente? ¿Comparte las ideas de los socialistas?

-Yo voy con una candidatura independiente. Son necesarias personas o entidades que den voz al colectivo trans. En el PSOE me han dado esa voz.

-¿Qué cree que podría conseguir a través de la política local?

-Lo que creo que más se necesita para el colectivo trans es la visibilización. Simplemente el hecho de que cuenten conmigo y tenga voz propia ya hace mucho, porque parece que es una realidad desconocida y que somos personas que no existimos. -Tiene ahora 29 años, ¿cuándo fue consciente de que quería ser mujer?

-Fue un proceso muy largo y muy grande. La consciencia me llegó con 27 años, pero de forma inconsciente lo sabía desde que era muy pequeñita. Yo, como creía en Dios, rezaba cada noche para levantarme al día siguiente como mujer. Como no era posible, simplemente me resigné.

-¿Y su familia? ¿Cómo reaccionó?

-Tuve bastante suerte, aunque fue un choque fuerte inicial. Me apoyaron porque se dieron cuenta de era la única manera de que yo fuese feliz. Hace falta un período de adaptación muy grande.

-¿Su identidad sexual le ha cerrado muchas puertas laboralmente?

-Ha sido muy complicado en el mundo laboral, porque durante los dos años que te estás hormonando la ley te impide cambiarte el nombre en el DNI. Ésta es mi reivindicación número uno. Lo pude cambiar hace muy poquito. Ya no es que la gente de pueda rechazar, sino que yo ya no me atrevía. Fuera donde fuera tenía que dar explicaciones.

-¿Pudo trabajar en alguna ocasión?

-Sí, tuve suerte. Trabajé en la UNED y en un supermercado. Tenía un jefe que me dejó boquiabierta. No le importó que no me hubiese llegado el DNI. "Tú eres una mujer y ya está; tú quieres trabajar aquí y tus aptitudes son lo que importan", me dijo. Me sorprendió muchísimo.