En los últimos 30 años, la actividad incendiaria en Galicia se redujo en más de un tercio. De los más de 9.300 fuegos registrados de media cada año en la década 1990-1999 a los apenas 3.200 del periodo 2010-2018. Por el contrario las sanciones se dispararon, al pasar de poco más de 500 en 2012 a los cerca de 2.500 del año pasado -casi siete cada día, cinco veces más que hace seis años-.

Uno de los factores que ha contribuido al descenso de la actividad incendiaria en los montes gallegos ha sido el refuerzo policial, "tanto lo que se refiere a la prevención proactiva, como a la investigación", destacan desde la Policía Autonómica. Además, las unidades policiales han reforzado las labores de información al ciudadano sobre los requisitos para realizar quemas forestales y que no se produzcan escapes, también sobre la forma de realizar plantaciones forestales y la limpieza de las franjas de seguridad, primando -apuntan- la labor informativa sobre la punitiva.