Galicia posee más de 1.500 kilómetros de costa, sin tener en cuenta las islas y los islotes. Y este litoral se caracteriza por encadenar zonas de costa rocosa con otras arenosas. Un estudio realizado por Augusto Pérez-Alberti, catedrático de Geografía Física de la Universidade de Santiago, y Alejandro Gómez-Pazo, profesor del departamento de Xeografía de la misma institución, ha cuantificado la vulnerabilidad de las costas de la comunidad. Y el resultado es que una cuarta parte tiene un grado alto o moderado, mientras que algo más de la mitad presenta valores bajos.

El estudio Vulnerabilidad de las costas de Galicia ante los temporales marinos en el contexto del cambio global se centra en las variables físicas que afectan a los primeros 100 metros de la fachada marítima: pendiente, altitud, orientación, tipo de costa, características de las rocas, cambio en el nivel del mar y altura media de ola.

Para realizar el análisis, los profesores han utilizado la herramienta SIG (Sistemas de Información Geográfica) que ha permitido generar un índice de vulnerabilidad costera (CVI) con valores entre 1 y 5, de menor a mayor debilidad. Este índice muestra que el 4,52% de la fachada costera presenta valores de alta o muy alta fragilidad, asociada principalmente a los arenales; el 20,4%, moderada, mientras que el 57,9%, sobre todo costa rocosa, presenta unos valores bajos.

Las zonas más frágiles se encuentran en los arenales y complejos sedimentarios próximos a las desembocaduras de los ríos que a su vez corresponden con espacios de un elevado valor medio ambiental. Los sectores de muy baja debilitamiento representan algo menos del 18% de la superficie del litoral gallego.

Las costas rocosas son las que presentan unos índices de vulnerabilidad más bajos y son las que separan los arenales que salpican el litoral gallego, al igual que las infraestructuras portuarias que, según los materiales empleados para su construcción, presentan una debilidad más baja. El 17% de la costa gallega tiene una fragilidad "muy baja".

El debilitamiento de la costa de Galicia ante los temporales o los posibles cambios ambientales es diferente según las zonas, por eso, los profesores la han dividido en 10 grandes áreas.

De Ribadeo a Ortigueira. La costa norte de Galicia, en su extremo oriental, se caracteriza, según el estudio, por una vulnerabilidad baja o moderada a excepción de las zonas de arenales que presentan unos valores más elevados, como es el caso de las proximidades de la playa de As Catedrais, en Ribadeo, o la de Esteiro, en el entorno de Ortigueira.

De Ortigueira a Doniños. Entre Ortigueira y Doniños la costa gallega presenta una debilidad moderada que pasa a ser alta o muy alta en amplios sectores de arenales. Como ejemplo, los profesores destacan la que existe en tramos como los de Cedeira o las playas de Medote y Casal.

De Doniños a A Coruña. Esta zona se caracteriza por unos valores bajo, que solo aumentan en algunas playas como Doniños en el norte o la playa grande de Miño, en la ciudad de A Coruña. "El paseo marítimo de A Coruña a la altura de la playa de Riazor se caracteriza por unos índices moderados y altos en sectores más puntuales y en el que frecuentemente durante los temporales invernales se ve dañado", apunta el estudio.

De A Coruña a Muxía. En esta parte de la costa gallega el índice muestra en gran parte del territorio tasas moderadas, que dan paso en numerosos sectores donde dominan las altas o muy altas como es el caso de la playa de Cadoleiro o de Traba.

De Muxía a la playa de Louro. La tónica general en esta zona, explica el estudio de los profesores, es de una fragilidad moderada y con importantes sectores de alta. Las zonas con los valores más elevados se encuentran en las franjas de playas de Nemiña, Rostro, Lariño y Louro.

De la playa de Louro al cabo de Corrubedo. Este sector se encuentra entre valores bajos y moderados, que contrastan con las amplias zonas como la playa de Río Sieira donde pasa a ser alta en la mayor parte del arenal.

Del cabo de Corrubedo a la Illa de Arousa. En líneas generales esta zona costera presenta un debilitamiento bajo, si se exceptúa la amplia franja de litoral que ocupa el sistema dunar de Corrubedo, una zona de especial interés que está protegida bajo la figura de Parque Natural.

De Illa de Arousa a Bueu. En la mayoría de esta área se observan tasas bajas o moderadas. Rompe esta tónica la playa de A Lanzada que une la península de O Grove con la zona continental y que presenta una tasa alta o muy alta.

De Bueu a Panxón. En la Ría de Vigo, la vulnerabilidad es baja, excepto en zonas como las playas de Patos o Panxón y Rodas en las Illas Cíes. Esta última se enmarca en el Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Illas Atlánticas y ha sido y es objeto de múltiples estudios para determinar su evolución pasada y futura.

De Panxón a A Guarda. El sector de la costa sur gallega se caracteriza por unos índices bajos debido, en parte, a la presencia en esta zona de costas rocosas.