El número de gallegos que vive en el extranjero volvió a aumentar en 2018 hasta los 519.599, lo supone un 16% de total de que habitantes de la comunidad. Desde el arranque de la crisis, en 2009, el padrón de la diáspora se ha disparado un 35%, mientras que la población que reside en algunas de las cuatro provincias ha caído un 3,3% en ese periodo.

Pero no solo crece el número de gallegos en el exterior, sino que este colectivo se rejuvenece cada año, mientras que la población que vive en Galicia cada vez es más mayor y menos numerosa. Los menores de 16 años (la gran mayoría de ellos nacidos en su país de residencia, es decir descendientes de emigrantes) se han disparado un 27% en la última década al pasar de 41.493 registrados en 2009 a 52.806 en 2018. Por el contrario, esta misma franja de edad de los habitantes de la comunidad solo ha aumentado un 0,7%, según datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La diáspora se rejuvenece, pero la población de la cuatro provincias gallegas cada vez es más mayor. Galicia ha puesto la velocidad de crucero hacia el invierno demográfico debido, sobre todo, a dos factores: disminuyen los nacimientos y aumentan las defunciones.

Desde 2010, el número de habitantes de la comunidad cae de forma acusada sin que se atisbe el final de esta sangría demográfica. Ese año contaba con 2.797.653 empadronados. En 2018, por primera vez en los últimos 22 años la población gallega ha bajado de los 2,7 millones. El saldo vegetativo lleva en negativo en Galicia desde 1988, pese a las deducciones fiscales para revitalizar la demografía que la Xunta puso en marcha en 2013.

Y las previsiones no son halagüeñas. El Instituto Galego de Estatística (IGE), en su última proyección de cómo será la población de la comunidad dentro de 15 años, ha dibujado una radiografía en negro. El principal dato es que habrá menos niños y más ancianos en 2033. En el caso de los primeros habrá un 25% menos. Y en el de los segundos, un 51% más. Unas cifras casi insostenibles para mantener el equilibrio generacional.

Ese equilibrio generacional se podría conseguir, en parte, con los gallegos en el exterior. El padrón de gallegos en el extranjero ha aumentado en 3.157 personasen un año, con lo que a 1 de enero de 2019 alcanzó las 519.646 personas, frente a las 516.489 que estaban registradas en esa misma fecha del año anterior, una subida del 0,6%. A Coruña suma el mayor número de gallegos que vive fuera, con 180.662; seguida de Pontevedra, con 151.817; Ourense, con 113.746; y Lugo, con 73.421 gallegos.

A 1 de enero de 2019, se habían inscrito 17.015 nuevos gallegos en el padrón de españoles residentes en el extranjero, sumados los que nacieron en alguna de las cuatro provincias gallegas, en otra provincia o ya en el extranjero. Analizada la serie histórica de los últimos diez años, los datos revelan que fue en enero de 2011 cuando se contabilizaron más inscripciones (34.456).

De los inscritos, 6.009 pertenecen a efectos electorales a la provincia de A Coruña (1.146 nacieron en ella, 187 en otra provincia y 4.676 en el extranjero); seguida de Pontevedra, con 5.124 (1.008, 176 y 3.940, que nacieron en la propia provincia, en otra o en el extranjero).

A efectos electorales, 3.573 pertenecen a Ourense (de los que 426 nacieron en esa provincia, 47 en otra y 3.099 en el extranjero); mientras que 2.309 lo hicieron en Lugo (de los que 194 en la propia provincia, 27 en otra y 2.088 en el extranjero).

De todos los gallegos en el exterior (519.646), 110.554 viven en Europa; mientras que América es el continente en el que más gallegos hay, con 404.693. Por su parte, 1.996 gallegos habitan en Oceanía; 1.395, en Asia; y 1.008, en África.