Este exdiplomático (Ginebra, 1937) vuelve a la carga con los arreglos y la urdimbre de la política internacional con su nueva novela,Que vaya Meneses (Espasa), protagonizada por un emisario resolutivo, con escrúpulos justos, "un personaje que se me ha establecido y que coincide con mi nuevo sistema de escritura".

¿Está basada la novela en episodios o personajes reales?

No. Pero la descripción de personajes se basa en personas y caracteres que he conocido a lo largo de mi vida, como es normal. Pero no he dicho voy a coger a este general centro africano y voy a escribir sobre él. Son estereotipos. Me han comentado que lo que cuento podría tener que ver con Guinea Ecuatorial. Yo creo que no. Aunque Obiang es un bárbaro, yo buscaba uno más bárbaro todavía.

A usted le hubiera gustado ser como Meneses, ¿verdad?

¡Por supuesto!

¿Porque lo habría hecho mejor como diplomático? Seguro que sí. Me divertí mucho como diplomático, pero lo habría pasado todavía mucho mejor aplicándole a mi vida frescura y sin vergonzonería. Pese a que yo no me tomaba en serio a mí mismo, sí me tomaba muy en serio mi trabajo.

Meneses también se lo toma.

Lo que pasa es que Meneses va un punto más allá. No le paran. A mí me paraba la vida. Meneses tiene un problema, que es que tiene una conciencia que no le deja en paz. Sobre todo el episodio del hospital en la jungla, acerca del que específicamente en Madrid le dijeron "No te metas en esto, tú vas a restablecer relaciones, déjate de historias", pues él va por puro sentido de la rabia, de que le hayan hecho eso a una docena de personas inocentes. Meneses se promete sentencias de muerte. "Éste, se acabó. Este otro, también". Es verdad que él tiene una conciencia que no le impide torturar, engañar. Pero sí existe un límite que solo él conoce. Un límite que no tiene nada que ver con tu conciencia y la mía, pero que existe. En el libro no se sabe muy bien dónde están sus límites y por qué esos límites están ahí.

¿La diplomacia es una carrera peligrosa?

Sí, pero los periodistas padecéis más ese peligro. Os matan sin que haya consecuencias. A nosotros los diplomáticos hay un punto en el cual es arriesgado matarnos porque sí tiene consecuencias en las relaciones entre países. El diplomático vive una situación de peligro, pero menos. Al periodista no le salva ni la paz ni la caridad.

Jamal Khashoggi no salió vivo del consulado saudí en Estambul.

Es un caso muy fuerte. Escribí un artículo muy enfadado sobre esto. Ese líder saudí es un asesino. Estoy seguro de que nada de esto habría sido posible sin Trump en la Casa Blanca. Ahora que ya le ha dicho Mueller que no fue responsable y todas esas cosas,se ha crecido ese grosero e idiota. Tiene ahora el camino abierto y me pregunto si los americanos son así de verdad. Yo siempre he creído que no. EEUU es un país que quiero que sea Obama. Hay que ver qué es lo que pasará en el 2020. Si consiguen desensillarle habrá esperanza,si no será un desastre. Odio a Trump porque le falta fineza. Yo recuerdo a Andreotti. Andreotti era un hombre que apreciaba la finezza. Y sospecho que le gustaba más la esgrima que el resultado. Era un tipo estupendo. Y eso me hizo admirarle. Eso es lo que le falta en proporciones megalíticas a Donald Trump, que es un animal. Me da mucha rabia que este hombre ensucie esa presidencia. Y se salte todo. No pueden con él mientras no cometa un delito.

O toque el bolsillo de alguien más rico y poderoso que él.

Sí, también. Hay gente con más poder que Trump. Él es un matón cobarde, porque cuando se rodea de matones se convierte en una ovejita triturable. Algún día se enfrentará con uno de estos bestias y verás.

¿Hay que pedir perdón por la conquista deAmérica?

No. Decir que la conquista española fue sangrienta, ya, todas lo han sido. ¿Qué dicen de los estadounidenses que se llevaron por delante a las tribus indias? ¿Y de los franceses o los belgas? ¿Y de los italianos con Abisinia?Detrás de esto hay populismo. No se ha descubierto todavía un sistema por el cual la labor civilizadora sea totalmente limpia. No estoy muy de acuerdo, pero para hacerlo lo primero que tienes que hacer es conquistar el país.

¿Cómo ve a Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez es un hombre ambicioso, tiene ambición de poder, y no creo que se engañe excesivamente a sí mismo. Pero no me parece que sea un tipo inmoral, ni mucho menos. Está ahí porque está convencido de que es el mejor. Me parece legítimo.