Galicia cerró el año pasado con más de un centenar de fallecidos en las carreteras de la comunidad, casi una treintena más que en 2017, y pese al refuerzo de las campañas de vigilancia son muchos los automovilistas que cometen alguna infracción cuando se ponen al volante, ya sea exceder los límites de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol o drogas, atender el teléfono u otros dispositivos móviles o no usar los elementos de seguridad como el cinturón o los sistemas de retención infantil. Ni las sanciones económicas ni la retirada de puntos del carné disuaden a los infractores. Cada día los agentes y los radares fijos imponen más de un millar de multas en la red viaria de la comunidad por alguna de las infracciones anteriores, „unas 43 por hora„ que sumaron el año pasado un total de 382.610 sanciones. De todas formas, la cifra es un 5% menos que en 2017 cuando se rozaron las 403.000 denuncias, 58 más por jornada que en 2018, según datos del Anuario Estadístico de la Dirección General de Tráfico (DGT).

El descenso es mayor y alcanza el 11% en comparación con las 424.801 irregularidades denunciadas en 2016. La bajada de conductores interceptados incumpliendo las normas de seguridad vial en los últimos dos años no impide que Galicia ocupe los primeros puestos del ranking nacional, en concreto, el cuarto puesto sin contar País Vasco y Cataluña que tienen las competencias de tráfico transferidas. Solo la superan Andalucía (933.258), Castilla y León (429.239) y Comunidad Valenciana (517.822).

Con 21.295 casos menos en 2018, la red viaria gallega acumula tres ejercicios consecutivos en los que consolida la tendencia a la baja en el número de infracciones. También durante la crisis se dio esa misma evolución negativa por la retirada de vehículos de las carreteras para ahorrar en combustible y peajes y no se sobrepasó el límite de las 400.000 multas hasta 2015, que se dispararon hasta las 520.800 por la mejoría de la situación económica, máximo histórico en la última década. Pero esa subida fue puntual y en los últimos tres años los datos cayeron cada ejercicio y en 2018 se bajó de nuevo esa barrera de las 400.000 infracciones y las 381.610 contabilizadas son un 30% menos que en 2015.

Por provincias, A Coruña concentra el 40% de las sanciones con 140.428 pero sin apenas variación con 2017, apenas 37 menos. Le sigue Pontevedra con 120.613 multas a automovilistas que se saltan la legislación, un 14% menos que un año antes. Ambas también se colocan en el top ten de la tabla nacional entre las 45 provincias analizadas: la coruñesa en el séptimo lugar y la pontevedresa en el octavo. Por delante se sitúan Madrid con 346.362 multas (solo 35.248 menos que en toda Galicia), Valencia (283.640), Sevilla, (263.374), Málaga (210.598), Baleares (196.761) y Cádiz (147.105).

En el interior gallego la cifra de denuncias es muy inferior a los datos de la fachada atlántica, ya que la suma de las registradas en Lugo y Ourense no superan a las más de 120.600 de Pontevedra. En la provincia ourensana, con 59.930 sanciones el año pasado, la diferencia con las 60.465 del ejercicio anterior en porcentaje es mínima y no llega al 1%. Sin embargo, Lugo destaca por registrar con el mayor descenso de infracciones en Galicia en solo 12 meses: hasta un 30% al pasar de los 86.777 casos contabilizados en 2017 a los 60.639 del año pasado. Y no solo en la comunidad sino que es la cuarta provincia española en la que se dio una mayor caída de las denuncias por incumplimientos de las normas de tráfico. Solo en Segovia, Zamora y Jaén el descenso de las multas fue más acusado que en Ourense y la reducción en 2018 sobrepasa el 50% en las tres provincias.