El complejo de A Chavasqueira en la riberas del río Miño, que se convirtió en un icono del termalismo en la ciudad de Ourense y en Galicia con un millón de usuarios desde su inauguración en 2001, fue pasto ayer de las llamas que calcinaron por completo las instalaciones. Un incendio, que se inició sobre la 1.30 de la madrugada del miércoles, arrasó la estructura de madera de un innovador diseño llegado de Japón. Por el momento se desconocen las causas del siniestro, en cuya investigación se encarga la Policía científica, que llevó a cabo una inspección ocular una vez sofocado el fuego. En el momento del incendio, en el que solo se registraron daños materiales con la destrucción completa de la edificación „de gestión privada„, se encontraba en el interior de las instalaciones el responsable de mantenimiento. Estaba realizando los preparativos para la apertura de la jornada del día siguiente cuando oyó un ruido en la sala de máquinas seguido de un apagón eléctrico. Al dirigirse a la zona de cafetería, a la entrada del complejo, comprobó ya como el fuego consumía buena parte del mobiliario, por lo que intentó sofocarlo con varios extintores.

Así lo explicaba Pablo Villuendas, gerente de Ibernisha que es la concesionaria de la gestión del complejo termal de A Chavasqueira, cuya licencia finaliza dentro de diez años. Llegó a las instalaciones después de recibir el aviso del responsable de mantenimiento, que ante la dimensión del fuego decidió, junto con un vecino de una vivienda próxima, dirigirse al parque de bomberos, que se encuentra a unos cien metros, que de inmediato se trasladaron con dos unidades hasta el lugar.

La dimensión y virulencia de las llamas, como reconocía uno de los bomberos que participaron en los trabajos de extinción, llevó consigo que optasen por proteger las viviendas que se encuentran al lado del complejo termal, así como dos naves municipales. Así, el fuego, con una gran carga térmica, debido a que se trata de una infraestructura toda de madera y en la que se encuentra material combustible además de productos químicos para la limpieza de las instalaciones, se convirtió en una arma letal de destrucción, como explica uno de los bomberos, que destaca el despliegue de medios para poder sofocarlo.

Y aunque pasó poco tiempo desde que se daba la voz de alerta y la distancia entre el parque de bomberos y el complejo termal es muy corta, no se pudo hacer nada. "Nos encontramos con un fuego desbordado que lo estaba calcinando todo", relata uno de los bomberos, para señalar que utilizaron mangueras de un grosor más elevado de los habitual. Pero ni así lograron salvar del pasto de las llamas la estructura y lo que había en su interior, por lo que se decidía "proteger las propiedades colindantes, donde residen personas".