Una semana después del varapalo electoral, el líder nacional del PP acudió a Galicia, en su primer encuentro con las bases del partido, a darse un baño de masas y rearmarse para el nuevo combate de los comicios locales, europeos y, donde toquen, autonómicos. En una carballeira de O Pino, a 15 kilómetros de Santiago, Pablo Casado compartió protagonismo con el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, una de las voces más críticas toda la semana por el "giro equivocado" a la derecha de su partido y por el "error de estrategia" que llevaron a la formación a obtener sus peores resultados y bajar de 137 a 66 diputados. Feijóo evitó ayer sumar más reprobaciones, pero sí indicó el camino que debe seguir el PP para iniciar la "reconstrucción": volver al centro político y convertirse en un partido "amplio" recuperando los votos que se fueron a Ciudadanos y Vox. "Sin pensamiento único ni intransigente", señaló. Pablo Casado, que intervino tras el dirigente gallego, confesó que estaba "dispuesto a mejorar" y a dirigir un partido "abierto, centrado y reformista". "Hemos captado el mensaje, somos conscientes de los errores", admitió ante 5.000 militantes convocados por el PP provincial de A Coruña.

El PP pretende que actos como el de ayer funcionen como catarsis. Que el contacto con las bases le devuelva al camino, a convertirse en el único partido de referencia de la derecha española. Y lo mejor es empezar por las llamadas, tanto de Casado como de Feijóo, a la unidad, escenificando la comunión entre dos dirigentes que en la última semana han mostrado más discrepancias que acuerdos. Pero ahora tocan otras elecciones en 22 días y el partido quiere pasar página y aparcar la crítica interna y desde Galicia se conjuraron para volver a los "orígenes" del PP e "iniciar la remontada".

Feijóo sabe que tiene ascendencia sobre el PP y que la derrota del pasado domingo no admite discusión. Por lo que lo primero es pedir perdón a la militancia. Y lo hizo varias veces. "Perdón por lo que habéis sufrido, por la decepción que habéis tenido y por los errores que hemos cometido, yo el primero", se confesó. Y de la misma manera, también agradeció a Casado "dar la cara" por los resultados. "Lamentamos la decepción, somos conscientes de que todos los dirigentes os debemos una y nos comprometemos desde ahora mismo a iniciar la remontada. Se acabó el duelo", añadió.

El líder del PP gallego tiene claro que, al margen de los errores de estrategia, la derrota se comentó en la fuga de votos a Ciudadanos y Vox, votos que ahora se quieren recuperar. "En el PP cabemos todos, caben esos diez millones de papeletas que votaron la derecha. No hay puertas de salida, sino que todas son de entrada y están abiertas. Caben la mayoría de votantes de C's y de los moderados de Vox y del PSOE", clamó.

A su juicio, la división de la derecha solo permite que gane la izquierda radical, el populismo y el nacionalismo y para que ese voto de la derecha vuelva a la "casa común" del PP, Feijóo dejó ante Casado indicaciones, como que el partido debe ser "amplio", huir de posturas radicales y afrontar el futuro con "espíritu ganador". "No tenemos por que pensar o sentir lo mismo. Un partido sin pensamiento único ni intransigente. Un partido amplio, de mayorías, que intente reunir a españoles de diferente condición".

Pablo Casado también confesó que se habían cometido errores, pero lejos de la contundencia de Feijóo. El líder nacional del PP defendió un partido "abierto, centrado y reformista" en el que no sobra nadie, pero solo culpó de la derrota a la marcha de votos a C's y Vox, a los que no nombró. "Hoy seguro que miles de españoles ya están arrepentidos", dijo, e invitó a estos electores a volver porque solo el PP puede actuar "como dique de contención del PSOE". "Hemos captado el mensaje, somos conscientes de los errores y estamos dispuestos a mejorar", aclaró.