Las ayudas de la Xunta y la falta del empleo en las ciudades convirtieron al rural en un nicho de negocio pero en los últimos años ha dejado de ser un mercado atractivo para la juventud. El número de jóvenes que se han sumado a la actividad agraria entre 2009 y 2018 alcanza los 3.450, según los últimos datos disponibles en la Consellería de Medio Rural y las organizaciones agrarias.

La cifra récord de la última década se registró en 2016 con 618 incorporaciones, cuatro veces más que las contabilizadas solo un año atrás, con solo 146 adhesiones, siendo esta la cifra más baja de los últimos diez años. En 2017 fueron 466 los jóvenes los que se animaron a dedicarse al rural pero el dato volvió a bajar el año pasado con 382 casos, un 20% menos que el ejercicio anterior y un 40% por debajo del récord alcanzado en 2017.

El perfil de los jóvenes que se adentran en el rural es muy variado. Destaca el lácteo, que concentra la mitad de las incorporaciones en la comunidad a pesar de que es más probable obtener rentabilidad en el sector hortícola.